Argenpress,
Argentina
Contemporary Fascism in the United States
By Nestor Nunez
Translated by Barabara Howe
October 2, 2006
Argentine - Argen Press - Original Article (Spanish)
Is George W. Bush a fascist? Like it or not, many
on this earth believe he is, even doubting that he
knows what the word really means.
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A
Soviet-era documentary about fascism summarizes the absurd package of lies that
the Nazis employed to justify their supposed superiority over other peoples on
this planet, as well as their brutal crimes committed against humanity.
In Germany
back then, speeches about a "pre-existing need" to fight "wars
of ethnic cleansing" and to "purify the world" were applauded.
During this nearly universal purge, concentration camps where millions of
Russians, Slavs, Jews and other Europeans lost their lives were regarded as a "blessing."
Six decades after these crimes were committed, it seemed as though
in the history of our species, nothing like them would ever be seen again.
Nevertheless, the George W. Bush government and lawmakers in the North American
Congress have just turned a similar page, by establishing "legalized"
torture against their supposed opponents.
This new
law for the courts and authorities of the United States renders those "inconvenient"
Geneva Conventions, which prohibit abuse and offenses against the detained, obsolete.
The Oval
Office insisted on this legislative battle. The President needed to get his "law"
on the books before the upcoming mid-term elections, when his Republican party risks losing its majority in Congress.
The
neoconservatives achieved their purpose. W. Bush's controversial and partisan "war
against terrorism" can now depend on having a special tool to repeat the
atrocities of Abu Ghraib and Guantanamo, but this time under the appearance of
normality and official recognition.
These are
the facts which emerge into view from this serious and shameful step adopted by
the unquestioned power of the Union [the U.S.] As even former Secretary of State
Colin Powell has observed, the image of the United States has been severely
damaged by official admissions of torture. But the story doesn’t stop there.
It is now
more evident than ever that claims about the savageries committed against
detainees at Abu Ghraib and Guantanamo as being isolated acts of individuals, was a false "history." As has been
said many times before, there was an underlying politics of violence that today
has been legally sanctioned.
An artist's rendition of the consequences of Bush Administration policy.
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And at
this point it is reasonable to ask oneself if the approval of the use of
aggressive interrogation methods against prisoners, Washington has reached a
moral crossroads when is says that it will not send the terrorist Luis Posada
Carriles to face justice in Venezuela because, according to a local judge, he could be
tortured by the government of Caracas.
The
government of the United States has taken an embarrassing step that the
international community should not ignore and which should serve as an added
incentive to the American people themselves to reject the current
administration.
Now we
will see what happens at the U.N. Human Rights Council which in its previous
life as the U.N. Commission on Human Rights, was the scene of resistance to the
powerful, when it sought to investigate and denounce the abuses against "enemy
combatants" detained at the illegal American naval base in Guantanamo.
In fact, various
U.N. officials have described the legislation proposed by the White House as
immoral and as a violation of civil rights. Now
that it has been written into the Empire's laws, the least that can be
hoped for is the condemnation of this century's Nazis.
Spanish Version Below
Fascismo corriente en Estados Unidos
Por: Néstor Núñez
Sobre el tema del fascismo
corriente tratan un documental del cine soviético que resume el absurdo paquete
de embustes con los cuales los nazis intentaron justificar su pretendida
superioridad con respecto a los demás pueblos del planeta, y los brutales
crímenes cometidos contra la humanidad.
En la Alemania de entonces se hablaba elogiosamente
de las 'guerras de limpieza étnica' y su 'perentoria necesidad' para purificar
al mundo. Los campos de concentración donde perecieron millones
de rusos, eslavos, judíos y otras nacionalidades europeas, fueron una
'bendición' en esa purga universal.
Transcurridos más de seis decenios de aquellos
crímenes, parecía que nada igual saldría nuevamente a la luz en la historia de nuestra especie. Sin embargo, el gobierno
de George W. Bush y el poder legislativo norteamericano acaban de reabrir una
página similar al establecer la 'legalidad' de la tortura contra pretendidos
oponentes.
A partir de la nueva ley para los
tribunales y autoridades de los Estados Unidos la Convención de Ginebra que
prohíbe el maltrato y los vejámenes a los detenidos resulta obsoleta y hasta
inconveniente.
La batalla legislativa fue insistente desde la
Oficina Oval. El Presidente necesitaba colocar su 'ley' en activo antes de las
cercanas elecciones parciales y el riesgo de que su partido, el Republicano,
perdiese su actual mayoría en el Congreso.
Los neoconservadores lograron su propósito. La
controvertida y parcializada 'guerra contra el terrorismo' de W. Bush cuenta
ahora con un instrumento especial para repetir los
atroces episodios de Abu Ghraib y Guantánamo, pero esta vez bajo toda una
apariencia de normalidad y reconocimiento oficial.
Hay verdades que saltan a la vista a partir de este serio y bochornoso paso adoptado por los sacrosantos
poderes de la Unión. Como advirtiera incluso el ex secretario
de Estado, Colin Powell, la imagen de los Estados Unidos ha sido severamente
dañada al admitir oficialmente la tortura contra los prisioneros.Pero el cuento
sigue.
Ahora es mucho más evidente la falsa
historieta de que en Abu Ghraib y Guantánamo las salvajadas contra los
detenidos fueron obra de individuos aislados.Como se dijo muchas veces
entonces, había subyacente toda una política de violencia que hoy ya es ley
constante y sonante.
Y a estas alturas cabe preguntarse si con la
aprobación del uso de los apremios agresivos contra los detenidos, tiene
Washington un ápice de moral para decir que no enviará al terrorista Luis
Posada Carriles a la justicia venezolana, porque, según un juez local, podría
ser torturado por el gobierno de Caracas.
El gobierno de los Estados Unidos ha dado un desvergonzado paso que la comunidad internacional no
pasará por alto y debiera ser además estímulo adicional para el rechazo del
propio pueblo norteamericano a la actual administración.
Veremos que sucede ahora en Consejo de la ONU para
los Derechos Humanos, que en sus tiempos de vida como Comisión fue escenario de
la resistencia de los poderosos a investigar las denuncias de maltratos contra
los 'combatientes enemigos' retenidos en la ilegal base naval estadounidense de
Guantánamo.
De hecho, varios funcionarios de esa
entidad de Naciones Unidas calificaron de inmoral y violatorio de las
prerrogativas ciudadanas la discusión de lo que fuera proyecto de ley
presentado por la Casa Blanca. Ahora, ya asentado su
contenido en los legajos del imperio, lo menos que se
puede esperar es la solicitud de una memorable sanción contra los nazis de este
siglo.