Argentina y sus 'amigos'
Ricardo Trotti
14 Enero
2012
En coincidencia
con la recepción de alfombra
roja que recibió esta semana
en América Latina el presidente
iraní, Mahmoud Ahmadinejad, los
30 años de la guerra por las Islas
Malvinas y los 20 del atentado contra la embajada sus amigos latinoamericanos.
Ahmadinejad, en su
quinto viaje a la región para contrarrestar
el anuncio de EE.UU. y la Unión Europea de mayores sanciones por su dudoso
programa nuclear con fines pacíficos
y su amenaza de cerrar el grifo petrolero en el Estrecho de Ormuz, paseó su
propaganda antiestadounidense por
Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, recogiendo flores que en su
país se le niegan.
En ese banquete antiimperialista, a Raúl
Castro, Rafael Correa, Daniel Ortega y Hugo Chávez se les olvidó
reparar en el reclamo de sus colegas Cristina de Kirchner,
de su esposo fallecido, Néstor y de la justicia Argentina, que acusan a Irán de la autoría intelectual de los atentados en Buenos Aires
contra la embajada israelí
en 1992 y contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en 1994.
Cristina no debería
ser ingenua. Sus cuatro "amigos" jamás criticarán las pericias antidemocráticas de su aliado persa
porque ellos mismos las practican,
con fraude electoral, apoyo
a movimientos terroristas y
persecución a la prensa independiente. En Cuba están prohibidas las expresiones y reuniones, se reprime y encarcela a disidentes; en Nicaragua, Ecuador y Venezuela se han vivido procesos
electorales irregulares; se
persigue judicialmente a los medios provocando
su cierre y forzando a periodistas al exilio; mientras que los
cuatro gobiernos tienen un largo historial de apoyo a las narco guerrillas de las FARC.
La revolución de
Ahmadinejad es responsable
de tres millones de votos irregulares que en el 2009 le dieron la reelección; de la represión salvaje contra manifestantes que precedió a la Primavera Árabe; de ser la mayor prisión de
periodistas del mundo, con
42 encarcelados el año pasado y de haber planificado ataques contra plantas nucleares estadunidenses y otros atentados contra embajadas sauditas e israelitas en Buenos Aires
y Washington, según evidencias
descubiertas en meses pasados.
Los mismos cuatro gobiernos justificaron su soberanía para recibir al régimen terrorista iraní y no faltaron críticas al embargo estadounidenses
contra Cuba. Pero ignoraron
que es ejercicio
soberano de las naciones observar o implementar bloqueos como el que ratificaron
esta semana los países miembros
del Mercosur, al prohibir que barcos con bandera de las Islas Malvinas recalen en sus puertos.
Los embargos y bloqueos
económicos, aunque no tengan los efectos
deseados, como el de reinstaurar la democracia en Cuba
después de 50 años, sirven para presionar
e instalar posiciones políticas en la agenda internacional,
como el efectuado por las Naciones
Unidas contra Sud África, en solidaridad con las víctimas del apartheid.
Bajo esas premisas solidarias,
esta semana los gobiernos de Dilma Rousseff, Sebastián Piñera, Fernando Lugo y
José Mujica ratificaron la decisión del Mercosur
de su reunión en diciembre, para apoyar a Argentina en su reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas que intentó recuperar
en la guerra de 1982.
Gran Bretaña trató de revertir esa decisión
con fuerte presión diplomática contra Brasil, Chile,
Paraguay y Uruguay, pero bastó
que el Gobierno argentino recordara las decenas de resoluciones emitidas por las Naciones
Unidas que solicitan a los ingleses sentarse a la mesa de negociaciones y abandonar su absurda tozudez
por mantener el colonialismo.
Sin dudas, el bloqueo del Mercosur es un espaldarazo para las aspiraciones
argentinas sobre las Islas Malvinas;
pero es insuficiente,
debido a que los barcos malvinenses
pueden burlarlo cambiando sus banderas
por la del Reino Unido. Sería más
efectivo si el bloqueo se aplicara a todos los navíos
ingleses y si se lograra que Chile también cierre la línea de vuelos comerciales entre Punta Arenas y
el archipiélago.
Por otro lado, sorprende
que Correa y Chávez desaprovechen
sumarse solidariamente al bloqueo para revalidar
sus aspiraciones de ser socios plenos del Mercosur; aunque es buena oportunidad
para que el Gobierno argentino sepa quiénes son realmente sus buenos
amigos.
mailto:trottiart@gmail.com
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