Wikileaks en Caracas

 

Qué pasaría si WikiLeaks tuviera acceso a los secretos de la revolución chavista, e incursionara, por ejemplo, en los gastos de la llamada "partida secreta presidencial"; o en los archivos de la Fiscalía y de la Contraloría; o en las llamadas telefónicas del comandante-presidente a La Habana en tiempos de apuros electorales

 

Por Elizabeth Araujo

 

01/12/2010

 

Como estas lluvias castigan el país y desnudan la improvisación de un gobierno afanado más en asuntos marxistas que en los problemas de la gente, caen como un rayo, fuera de nuestras fronteras, las revelaciones de WikiLeaks que han puesto patas arriba el incontaminado pasillo de la diplomacia, sacando al aire mensajes que el Departamento de Estado de EEUU guardaba en sus archivos con un morbo sorprendente y sin muy buenas intenciones.

 

Una cosa, sin embargo, queda clara: el chisme diplomático barnizado en la jerga oficial con el eufemismo de "Confidencial" o "Top Secret"  no es un tema exclusivo de la CIA ni del FBI, y por tanto genuinamente gringo. Pero es obvio que la recopilación de tanta información, como datos biométricos de los candidatos presidenciales de Paraguay, o los informes de la libido sexual de Berlusconi o las sospechas acerca de cuál de los mandatarios latinoamericanos está más loco que la señora Kirchner, constituyen un escándalo planetario que va a enredar más la gestión de mister Obama, ya vapuleada en la reciente elección legislativa.

 

La pregunta que alguien que lee la prensa venezolana tiene derecho a formularse es qué pasaría si WikiLeaks tuviera acceso a los secretos de la revolución chavista, e incursionara, por ejemplo, en los gastos de la llamada "partida secreta presidencial"; o en los archivos de la Fiscalía y de la Contraloría; o en las llamadas telefónicas del comandante-presidente a La Habana en tiempos de apuros electorales, o el encierro de las denuncias entregadas por el alcalde Antonio Ledezma al despacho del señor Russián y donde deja constancia del estado en que Juan Barreto dejó la Alcaldía Mayor.

 

A quién no le pica la curiosidad por saber, por ejemplo, qué encontraría WikiLeaks de las frases de los altos funcionarios cubanos cuando se comunican con los hermanos Castro y lo que verdaderamente piensan de una revolución donde los otrora líderes, que vivían en Catia, se mudaron a residencias amuralladas al otro extremo de la ciudad. De los gastos semanales en ropa, lentes y peluquería de las señoras Cilia, Tibisay y Luisa, mientras los consejos comunales de los barrios de Petare deben hacer vigilia a las puertas del ministerio para que "les bajen los recursos", y arreglar la alcantarilla antes de que arrecien las lluvias. Saber de una vez por toda la verdad sobre el caso Anderson y por qué los familiares del fiscal malogrado insisten en culpar a otros, y no a los que permanecen bajo rejas.

 

Confieso que la idea de una desclasificación como dice en su castellano particular Eva Golinger  de materiales confidenciales del proceso; de los demasiados ceros en las cuentas bancarias de los empresarios pesuvistas que hicieron los negocios del año con Pdval o de los generalotes que pregonan a voz de cuello "patria, socialismo o muerte", sería la mejor contribución de WikiLeaks en tierras bolivarianas.

 

Quienes hoy están viviendo a la intemperie les estarían muy agradecidos.