Fracaso y terror military
Si Venezuela contara con gente digna en los poderes públicos, que tuviera
para hacer cumplir la Constitución la mitad de la vocación que exhiben para
la adulancia del jefe, Hugo
Chávez hubiera sido destituido y puesto preso hace
mucho tiempo.
Esto no es un gobierno, es una
metástasis. Nixon fue echado de la presidencia de los Estados Unidos por mentir.
Todo el poder de la presidencia del país más poderoso del planeta fue inútil,
ante la autonomía e integridad
del Poder Judicial de ese país.
Si Venezuela contara con gente digna en los poderes públicos, que tuviera
para hacer cumplir la Constitución la mitad de la vocación que exhiben para
la adulancia del jefe, Hugo
Chávez hubiera sido destituido y puesto preso hace
mucho tiempo.
Este hombre jamás deja de mentir.
Manipula al pueblo, adultera
la historia, lleva a cabo una labor sistemática de destrucción de la democracia, ha multiplicado los problemas internos de los venezolanos, y nos ha involucrado en peligrosas alianzas internacionales con países y grupos terroristas.
Diez años después,
el resultado es un país destartalado, sin institucionalidad, con la peor corrupción en nuestra historia, internacionalmente expuesto al descrédito y al ridículo.
Frente al ostensible fracaso de una gestión gubernamental
signada por la improvisación, la irresponsabilidad
y la piratería, y con el fundado
temor de que los precios del petróleo no recuperen los niveles que de alguna manera- permitían tapar la ineficacia a fuerza de prebendas y sinecuras, Chávez ha decidido acudir al terror militar.
Este hombre es absolutamente incapaz de darse cuenta de lo que ocurre. En su delirio
totalitario de boicotear la
gestión de alcaldes y gobernadores electos democráticamente, se caga en el
alma de los ciudadanos que
los eligieron.
Parte de ese
plan de destrucción de las opciones democráticas incluye acabar con la descentralización para que el centralismo aberrante ponga de rodillas a los ciudadanos ante el
jefe.
Tiene Chávez la temeridad del ignorante, debería enterarse de que los más importantes
puertos del mundo, incluyendo el de Río de Janeiro, y el de Hong Kong, son administrados por empresas privadas.
Los gritos
de guerra están a la orden del día para
ocultar el aluvión de conflictos laborales, y sociales que están
en proceso por culpa de su pésimo gobierno.
Ahora todo se hace previa amenaza
del uso de la Fuerza Armada.
Es la hora del terror militar
como coartada.
Se pretende
atemorizar a la población, para impedirle que defienda sus
derechos, que se oponga a las violaciones
a la Constitución, que defienda a sus autoridades electas, que defienda la democracia, en fin. La amenaza esta ahí, ¡cuidado
con una vaina porque les tiro la Fuerza Armada! De allí ese empeño en aparecer
siempre con uniforme, claro mensaje de su desprecio a la democracia y su intención dictatorial.
No aceptamos
amenazas, la democracia debe ser defendida, y la Fuerza Armada en cumplimiento de
la Constitución nacional no
puede prestarse a ser utilizada contra ella y a ser manejada como guardia
particular de nadie. Aquí vamos a defender la democracia, la
Constitución y los gobernantes
que nos dimos.
El único
que debe sentir terror es Chávez.