Pocos efectos de la reunión
Como era de esperarse, la reunión sostenida ayer entre el gobernante Álvaro Colom y su colega George W. Bush, en
Washington, D. C., no tuvo efectos
reales para el principal problema de los aproximadamente 700 mil guatemaltecos
residentes sin papeles legales en Estados Unidos, y las palabras
del presidente huésped se mantuvieron en el área de la corrección diplomática.
En efecto,
Colom solicitó el Estatuto de Protección Temporal (TPS)
para los guatemaltecos que viven en Estados Unidos, a lo cual respondió Bush que “considerará esa solicitud”, y que cree que “una
reforma inclusiva de migración está a favor de los mejores intereses”
de su país, mientras que el mandatario guatemalteco aseguró que quedará
“en espera de una respuesta” de la mencionada solicitud, y así cumplió con hablar de la parte más importante
para Guatemala de la visita
a la capital estadounidense.
El TPS ha sido
otorgado a salvadoreños, hondureños y nicaragüenses, pero a criterio de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, hay pocas posibilidades de que tal cosa pueda
suceder en el caso guatemalteco. Es importante entonces que el presidente guatemalteco insista en el tema ante los líderes demócrata
y republicano en el Senado,
durante la reunión que sostendrá
hoy con ellos. Sin embargo,
las condiciones de la política interna estadounidense, más dedicada a la lucha de las elecciones de noviembre, no son las propicias para que se pueda lograr
algo a ese
respecto.
La conversación
entre los dos presidentes giró también al respecto de asuntos de tráfico de drogas y la necesidad de incrementar los esfuerzos para combatirlo. Falta ver qué sucede
con el punto de la denominada
Iniciativa Mérida, que tiene previstos
US$1 mil 500 millones para
México y una suma menor para el istmo
centroamericano. En cuanto
a lo comercial, Bush anunciará
que el arándano sembrado en Guatemala gozará de libre acceso a Estados Unidos, donde esa fruta
tiene un gran mercado y es conocida
como blueberry.
Las reuniones
de los mandatarios guatemaltecos con sus colegas de Washing-ton se han caracterizado porque no hay comprensión exacta
de cómo funciona el complejo sistema político estadounidense. El presidente tiene un gran poder,
pero al mismo tiempo maneja a discreción la posibilidad de utilizarlo. Como consecuencia de su pequeño tamaño,
las repúblicas centroamericanas siempre han tenido importancia
reducida, a menos que ocurran en ellas algunos fenómenos
políticos que puedan afectar a su gran vecino
del norte, lo cual hasta este momento
no ha sucedido, como sí acaecía cuando
las guerrillas permanecían activas y los sandinistas
estaban en el poder, pero dentro del marco de la Guerra Fría.
Estados Unidos sigue
siendo un importantísimo socio comercial y aliado para Guatemala, lo cual no necesariamente ocurre a la inversa. Pero mientras haya otros
problemas más apremiantes en Latinoamérica o en
el Istmo, es poco probable que aquella relación sea en realidad determinante. Las
cotidianas expulsiones de guatemaltecos lo demuestran con claridad.