Sin regateos
Juan
Ignacio Zavala
23/02/14
Tal
cual hay que decirlo: la captura de El Chapo Guzmán es
un logro innegable del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Es un éxito desde donde se le quiera ver. De las fuerzas armadas, de la información manejada, del operativo eficaz y la perseverancia en el logro de un objetivo: detener y meter en la cárcel al narcotraficante más buscado del mundo.
Independientemente de la innegable y justificada satisfacción que debe privar en el gobierno, somos los mexicanos en conjunto los que debemos sentirnos
satisfechos del trabajo gubernamental en este sentido. La captura del legendario narco va en abono del combate al crimen y la impunidad.
El
operativo de la detención es reflejo del profesionalismo de cuerpos especializados de la Marina y el Ejército.
Ya no tenemos que imaginar que
los operativos quirúrgicos
son parte de películas extravagantes
o de fuerzas de otros países. En México hay instituciones
que funcionan correctamente. Y el éxito de las operaciones contra el crimen, sean del gobierno que sean,
deben darnos alguna tranquilidad, aumentar nuestra dosis de confianza.
Es
entendible que salgan ahora teorías
y escenarios sobre qué puede pasar
con la caída de Joaquín Archivaldo Guzmán. Que se va a desatar
la violencia, que si pelearán los cárteles, que ahora
sí se va a poner horrible la cosa. Es
probable que sucedan reacomodos en las organizaciones criminales, no sabemos si con la virulencia que a veces acostumbran o si ya el propio
Chapo había operado su propia
sucesión; lo cierto es que lo que
suceda también es derivado de la operación exitosa de las fuerzas gubernamentales.
La tesis, un tanto absurda desde mi punto de vista, de que no conviene detener a los grandes capos porque desatan violencia me parece que no es
admisible. El lugar de esas personas, por su historial criminal y peligrosidad, es en la cárcel.
La
participación de Estados Unidos en el operativo debe ser vista con naturalidad. Compartir información es una de las
actividades básicas entre quienes buscan un resultado conjunto. Por supuesto que
los gringos siempre hacen su fregadera y el que primero hizo
el anuncio fue “un oficial” estadunidense a una agencia de información. Por lo que se pudo desprender
en la mañana de ayer, la primera foto llegó
del NY Times y las imágenes
de CNN. No le veo el problema.
El gobierno mexicano hizo lo que tenía
que hacer: tuvo el control sobre su información y la manejó a sus tiempos.
La
captura de El Chapo también se reflejará en la imagen internacional del país. Si es innegable
que padecemos, en especial
en algunas zonas, el flagelo del crimen organizado y que las imágenes de violencia han afectado
la percepción en el exterior, también
lo debe ser el que un
criminal, cuyas operaciones
delictivas alcanzaban otros países, haya
sido capturado. Si los efectos de la violencia criminal,
generada por las propias bandas
la mayoría de las ocasiones, son una de las imágenes más
lamentables de nuestra realidad actual, los golpes y las acciones efectivas
son la manera de poner el reverso de esa imagen: la de un país que combate con energía y profesionalismo a quienes apuestan contra la ley.
Hoy
no es día de exigirle algo más;
sin regateos, hay que felicitar al gobierno.
juanignacio.zavala@milenio.com
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