Lula persigue la talla mundial

 

Por Nicolás Lynch

 

March 25, 2010

 

El acuerdo logrado la semana pasada entre los líderes de Brasil, Turquía e Irán para transferir la mitad del uranio iraní para ser enriquecido en suelo turco y luego devolverlo a Irán para dedicarlo a usos pacíficos es un triunfo de primera magnitud del presidente Lula. Para empezar, el acuerdo descoloca la estrategia estadounidense de querer forzar a Irán bajo amenaza de bombardearlo, de parar su programa nuclear y retomarlo solo en los términos de las grandes potencias. Por más que EEUU apuró al día siguiente el compromiso de Francia, Alemania, China y Rusia con un borrador de otro acuerdo que establecía sanciones para Irán, esta sería la cuarta serie de sanciones, en el Consejo de Seguridad de la ONU, si no llegaba a un acuerdo sobre el uranio con los grandes. El mundo ya ha visto que es posible otro trato con el régimen iraní que no sea la matonería norteamericana.

 

Los tratos de las grandes potencias con Irán, si bien están guiados por el loable propósito de limitar el uso de la energía atómica a fines pacíficos, tienen la inmensa falta de legitimidad de hacer uso de un doble estándar en la región del medio oriente. Mientras a Irán se le pretende obligar a someterse a poderes extranjeros, a Israel, que todos saben y el propio EEUU reconoce tiene armas atómicas listas para ser disparadas, nadie le dice nada. ¿Qué privilegio  tiene Israel que no tiene Irán? Nadie parece saberlo.

 

La acción de Lula demuestra que los países medianos como el propio Brasil, Turquía y eventualmente otros como Sudáfrica e India pueden traer una aire fresco a la política mundial que presente iniciativas nuevas para solucionar problemas antiguos o de, aparentemente, muy difícil solución. El presidente de Irán, más allá de los cuestionamientos a su acción reciente, ha señalado un elemento fundamental: la falta de confianza en lo que puedan hacer las grandes potencias y, en especial, los EEUU. Los latinoamericanos, que hemos sufrido de primera mano la garra yanqui durante más de un siglo, sabemos que no son un país del cual uno pueda fiarse. De allí que estos nuevos actores puedan brindar esa confianza ausente para que los asuntos mundiales se encaminen de una manera más sana.

 

Por otra parte, esta iniciativa del presidente Lula corona años de esfuerzos por darle al Brasil, a la cabeza de América del Sur, un liderazgo mundial, fundamental en el proceso de globalización y que, en este caso, tiene que ser a costo de otro, que suele querer todo el escenario para : me refiero a los EEUU.