Héroes y villanos

 

25.07.09

 

Gloria Leticia Pineda

 

Honduras: En la recién crisis hondureña, ha descubierto lo mejor y peor de nuestra sociedad. Comencemos por los segundos. Y no me refiero a Mel Zelaya, pues de éste la historia ya lo juzgó así como a sus secuaces, que en nombre del pueblo dilapidaron las arcas públicas.

 

Tenemos varios villanos que han pretendido navegar debajo del radar, y por ello, no me permito dejar sus movimientos y pronunciamientos inadvertidos. Comienzo por los representantes del gobierno estadounidense; tanto Barack Obama, como Hillary Clinton y Hugo Llorens han, como dirían los gringos, “dropped the ball”, o como lo traduciría al español, hanmetido la pata” en su política exterior hacia el conflicto institucional de Honduras. Puedo aceptarles, que nos cuestionen la forma en que sacamos a Zelaya de Honduras (aunque como hemos expresado en otros artículos, posiblemente era la única opción para evitar un resquebrajamiento social y la seguridad ciudadana).

 

Pero no puedo admitirles, que haciendo caso omiso de nuestros fundamentos legales se hayan empeñado en aislarnos dentro de la comunidad internacional. Considero abusivas las gestiones de Llorens, quien en clara violación a nuestra Constitución e irrespeto a nuestro derecho de libre determinación se haya encargado de citar y visitar a los diferentes gremios empresariales hondureños con el fin de amenazarlos para que desistieran de su resistencia al retorno de Zelaya, insinuando castigos de todo tipo. Me equivoqué con Llorens; cuando llegó a presentar sus credenciales y lo humilló Zelaya, pensé que era prudente, pero hoy encuentro que sus intenciones no llevan como propósito el interés general de nuestra población y de las relaciones entre dos países que se han distinguido por ser aliados naturales e históricos.

 

Pienso que la carrera diplomática de Llorens quedará muy afectada por su torpeza en el manejo de esta crisis y su falta de contundencia en aterrizar las pretensiones aviesas y continuistas de Zelaya. Hoy nos corta la ayuda norteamericana, pero no tuvohuevos” de denunciar el asalto de nuestras precarias finanzas en manos de la administración anterior.

 

Paso a mencionar a otro villano vestido de oveja, el Premio Nóbel de La Paz, Óscar Arias. Resalto lo del premio pues llama la atención sus manifiestas deficiencias para entablar una negociación franca y positiva. Ante las claras limitaciones de negociación, expresadas claramente en la terquedad de su propuesta, me metí en el internet (Wikipedia) para investigar los requisitos y méritos que se evalúan en la adjudicación del Premio Nóbel de la Paz. Según mi fuente, este premio es el más polémico de los Nóbel, pues se critica que se viene otorgando con muy poco tiempo después de los hechos que han sustentado la postulación a dicho premio, y muchas veces con un claro sesgo político de los miembros del comité evaluador. Por tanto, los galardonados no necesariamente cumplen con el respaldo histórico que demuestre que sus acciones han traído un beneficio claro y duradero a la paz mundial. ¿Cómo es posible que Arias en su calidad de mediador, haya insertado como punto número uno de su propuesta de paz, la restitución de Manuel Zelaya, si ésta es precisamente la causa del conflicto? Además, ¿Cómo es posible que un Premio Nóbel de la Paz, se atreva a insinuar públicamente un enfrentamiento civil?

 

No puedo dejar fuera de la alineación de villanos a los dirigentes magisteriales que enarbolando causas ajenas a la educación han dejado las aulas para marchar en las calles, muchos de ellos con las caras enmascaradas. Estas actitudes son las que han engendrado las condiciones para esta descomposición social. Es hora que los verdaderos maestros de vocación se apoderen de sus instituciones para salvar este país.

 

He dejado para el final la mención de valientes compatriotas. Tantos son, que seguramente dejaré de mencionar muchos. También dejaré por fuera, no por falta de méritos, a los protagonistas principales del cambio de gobierno, pues éstos ya están claramente identificados. Prefiero concentrarme en aquellos discretos y valientes miembros del gabinete de Micheletti los cuales no mencionaré por nombre para evitar que se me quede uno por fuera. Todos han tomado su responsabilidad patriota de llevar sus cargos, eliminar los abusos de la administración anterior y emprender sus proyectos contra todo tipo de carencias, especialmente la ayuda internacional. Tampoco puedo olvidar aquellos maestros que han desafiado las amenazas de sus dirigentes y han impartido clase, a veces a la sombra de un árbol.

 

Finalmente, un reconocimiento a los valientes de la revolución cibernética, pues jamás se imaginó Zelaya la resistencia de nuestras manos tecleando a todas horas, todos los días a gente que ni siquiera conocemos. Héroes, que ya no se esconderán en el anonimato, y que en nombre de esta tierra se han despojado de sus temores para enfrentar esta lucha.