El terrorismo y los dilemas de la seguridad aérea
Será una aplicación
más estricta del perfilamiento practicado hoy. Las personas con apariencia árabe, morenos, negros
y tercermundistas serán candidatos fijos al escaneo.
By Raul Sohr
Catorce países fueron castigados por las fallas de los servicios de inteligencia
estadounidenses. Los ciudadanos de trece países, con
mayoría de población islámica, serán sometidos a controles migratorios más rigurosos cuando ingresen a EEUU. La misma medida será
aplicada a los ciudadanos
de terceros países que provengan de esas naciones. En
Nigeria la noticia causó
viva molestia. Es el país
más populoso de África, con 146 millones de habitantes, de los cuales la mitad son musulmanes y 40% cristianos, y no tiene antecedentes de movimientos conectados con redes del terrorismo internacional. Claro, la
medida la precipitó el fallido atentado del 25 de diciembre en contra de
un vuelo estadounidense
entre Amsterdam y Detroit. Pero como se ha difundido ampliamente, el propio padre advirtió a la embajada de EEUU sobre las
intenciones de Abdul Mutallab, por
lo que poner a todos los nigerianos bajo sospecha es
excesivo.
Como en los test de inteligencia en que se presenta una serie
de dibujos con uno que no calza, aquí
ocurre lo mismo. El país número 14 es Cuba, del cual
no se conocen antecedentes
de cooperación con el yihadismo
o los sectores fundamentalistas
islámicos. De la lista de los sospechosos es el único sin población musulmana. Hasta ahora Washington no ha imputado a
Cuba estar envuelta en acciones terroristas en su contra. Sin mayores
explicaciones la medida aparece arbitraria.
En lo que toca a los pasajeros la prohibición de portar líquidos en los aviones es una
exageración. Sobre la base de una
célula yihadista, que en Inglaterra consideró la posibilidad de utilizar explosivos líquidos, se vedó todo tipo de sustancias
líquidas en todos los aviones en Occidente. Ahora la introducción de sistemas de escaneo puede resultar
poco eficaz.
Los nuevos
dispositivos serían capaces de detectar explosivos de baja densidad, como
el PETN. Pero los escáners son lentos y es muy difícil hacer
pasar a todos los pasajeros a menos que se los cite con cuatro o cinco horas de anticipación. ¿Qué
harán entonces las autoridades? Seleccionarán a quienes crean más
susceptibles de llevar explosivos. A buen entendedor pocas palabras: será una aplicación más estricta aún
del perfilamiento étnico practicado en la actualidad. Las personas con apariencia
árabe, morenos, negros y tercermundistas
serán candidatos fijos al escaneo. ¿Y si rechaza
el procedimiento? Bueno,
como me ocurrió
en Australia por llevar una cámara, se puede perder el avión. En cuanto
al cuerpo el asunto es más serio
y vejatorio, porque la inspección corporal puede pasar por una
intrusión táctil de cavidades.
Al Qaeda y sus asociados operan
con la lógica del método terrorista. Permanecen en la sombra, camuflados como
ciudadanos corrientes, hasta que observan
condiciones propicias para atacar. Pueden
hacerlo en cualquier momento y punto del planeta. Esto abre
la posibilidad de que en
forma gradual se extienda la lista
negra de países. Por lo pronto grupúsculos insignificantes obligan a los que ellos denominan impíos a desplegar el enorme y caro dispositivo
de seguridad vigente.
Además, logran que muchos viajeros
musulmanes, que jamás han
tenido simpatía alguna con los fundamentalistas, sean incomodados e incluso discriminados. Ello abona la receptividad a su discurso de odiosidad antioccidental.
La lucha
contra Al Qaeda es ante todo
política. Así lo entiende el Presidente
Barack Obama y una expresión
de ello es su orden de cerrar
el impresentable centro de detención de Guantánamo. Desde
una perspectiva política existe un delicado balance entre garantizar la seguridad y no alienar a quienes se pretende proteger.