Mandela, Fidel y
la revolución cubana
César
Navarro*
Para
la mayoría del pueblo sudafricano
Mandela es reconocido como su libertador
y el hombre que simbolizó
la larga lucha para derrotar al régimen racista del apartheid impuesto por los afrikáners blancos, descendientes de los colonialistas
holandeses e ingleses.
Durante los 27 años que
Madiba estuvo prisionero, su indoblegable valor y dignidad fueron aliento e inspiración para la población negra y el Congreso Nacional Africano en su lucha de liberación.
Y al igual que en otras naciones de África bajo el dominio colonialista, el pueblo sudafricano debió asumir su liberación
conjugando las acciones de resistencia popular
con la insurrección armada conducida
por los destacamentos de combatientes del CNA, estrategia iniciada por Mandela.
Las
guerras de liberación nacional que se desplegaban en otros territorios del continente africano o que habían triunfado y alcanzado la independencia de sus países posibilitaron
la solidaridad y apoyo hacia las luchas
en Sudáfrica y Namibia, esta
última bajo ocupación militar de los racistas sudafricanos. A principios de 1976 Angola obtuvo su independencia bajo la conducción del Movimiento Popular para la Liberación. Sin embargo, la naciente
república popular debió enfrentar el asedio de las fuerzas contrarrevolucionarias
y tropas mercenarias apoyadas y financiadas por los gobiernos de Zaire, Sudáfrica y Estados Unidos. Muy pronto el régimen de Pretoria optaría por la invasión militar del territorio angoleño para derrocar
al nuevo gobierno. Ante la amenaza a su independencia
y el sometimiento de su nación por los colonialistas sudafricanos, el gobierno de Angola acudió a la solidaridad de la Cuba revolucionaria.
Como en otros momentos y lugares de África y reiterando los principios internacionalistas de su revolución, miles de combatientes
cubanos se incorporaron a
la lucha del pueblo angoleño.
Las
ambiciones de los racistas sudafricanos y Estados Unidos no solamente se dirigían a aplastar el régimen de Angola, sino también a eliminar de paso las bases para la formación de los combatientes del CNA y la Swapo
de Namibia, establecidas en Angola con entrenamiento de los internacionalistas
cubanos. Después de su inicial derrota
en 1976, los sudafricanos invadirían
de nueva cuenta Angola. Sobrevino entonces una larga y sangrienta
guerra para enfrentar la intervención militar de Sudáfrica, que habría de prolongarse
de 1981 a 1988.
Durante
esos años lucharon conjuntamente las fuerzas militares
de Angola con decenas de miles de miembros
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y combatientes voluntarios del pueblo cubano. En
marzo de 1988 el ejército sudafricano, el más poderoso del continente africano y con colmillos atómicos, sufrió la más estrepitosa derrota de toda su historia, infligida
por los patriotas angoleños y los internacionalistas
cubanos. El resquebrajamiento
de la aventura militar del ejército racista y genocida no sólo garantizó la definitiva soberanía de Angola, sino además la independencia de
Namibia, y fue el anuncio
del fin del apartheid en Sudáfrica. Esto fue ratificado
en los acuerdos celebrados
en diciembre de 1988 entre los gobiernos
de Angola y Cuba, de un lado, y el hasta entonces soberbio gobierno de Sudáfrica con la mediación de sus asesores del gobierno de Estados Unidos, por el otro. La historia que aconteció posteriormente
es conocida: Mandela fue liberado, el oprobioso régimen racista se extinguió y más tarde Madiba sería elegido presidente
de la nueva Sudáfrica por su pueblo.
En
1991 Mandela estuvo en Cuba, en el acto conmemorativo del 26 de julio de la revolución cubana; al lado de Fidel expresaría: Hace tiempo que queríamos
visitar su país y expresarles nuestros sentimientos acerca de la revolución cubana y el papel desempeñado por Cuba en África y en el mundo. El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo
por los principios y el desinterés que la caracterizan. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado
en defensa de uno de nosotros. ¡La derrota del ejército racista en Cuito Canavale hizo posible que
hoy yo pueda
estar aquí con ustedes! Por su
parte, Fidel, en un discurso ante el parlamento sudafricano en 1998, señaló que en el transcurso de 30 años habían estado en el continente más de 24 mil colaboradores civiles: profesores, enfermeras, ingenieros, médicos y otros técnicos calificados y más de 380 mil soldados y oficiales habían combatido por la independencia nacional o en contra de la agresión
exterior: De las tierras africanas, en las cuales trabajaron y lucharon voluntaria y desinteresadamente, sólo se llevaron de regreso a Cuba los restos de sus compañeros
caídos y el honor del deber
cumplido.
Para
Fidel las misiones internacionalistas y el internacionalismo
de la revolución cubana son
el pago de nuestra deuda con la humanidad.
*
Investigador del Instituto
Mora. Autor de El secuestro
de la educación, editado por La Jornada y la UPN