Penultimátum: Espionajes y condenas

 

Angela Merkel, canciller de Alemania, le exigió a Estados Unidos esclarecer las presuntas escuchas ilegales a las que fue sometida por sus agencias de espionaje. Otros dirigentes aliados de la gran potencia y millones de ciudadanos han sido también objeto de vigilancia masiva de las comunicaciones por parte de nuestro vecino y socio comercial. Un asunto que se supo gracias a las filtraciones de Edward Snowden, ex empleado de la Agencia de Seguridad Nacional.

 

Pero luego de protestar, la señora Merkel aseguró que preserva los lazos de colaboración con el gobierno de Obama en la lucha contra el terrorismo y otros asuntos no menos importantes. Igual dijeron presidentes de Europa y América Latina, también espiados.

 

En cambio, fue condenado a 10 años de cárcel Anthony Pellicano, el detective privado más famoso de Hollywood. Lo hallaron culpable de 76 delitos que incluyen intervenir líneas telefónicas, extorsión, fraude y chantaje. Un personaje digno de figurar en El Padrino o Los Soprano, que utilizaba como contraseña la palabra omertà, que la mafia siciliana acostumbra para referirse a su código de silencio.

 

El detective intervino los teléfonos lo mismo de Keith Carradine, Chris Rock, Garry Shandling y Sylvester Stallone, que de personajes importantes de la industria del cine. Como Brad Grey, presidente de Paramount Pictures. También pinchó teléfonos por órdenes de Michael Jackson, Tom Cruise y Elizabeth Taylor.

 

Pellicano, de 64 años, tenía dos décadas ejerciendo su ilegal profesión hasta que la Oficina Federal de Investigación (FBI) comenzó a investigarlo. La agencia concluyó que había contado con la colaboración de un ex agente de policía y un empleado de una compañía telefónica para escuchar y grabar lo que no debía. Así trabajaba al margen de la ley con el fin de obtener informaciones que sus clientes pudieran utilizar en su defensa ante casos de divorcio, disputas de negocios, e incluso, violaciones y asesinatos.

 

Pero no es el único condenado en el que los medios llamaron El juicio contra el detective de las estrellas. El cineasta estadunidense John McTiernan, autor de la saga Duro de matar 1 y 3 con Bruce Willis y también de Depredador (1987) con Arnold Schwarzenegger, debe cumplir una pena de un año de prisión tras declararse culpable de dar falso testimonio a la FBI.

 

Y es que McTiernan confesó finalmente haber contratado a Pellicano para espiar a Chuck Roben, productor de El caballero de la noche asciende. En varias comparecencias ante las autoridades sostuvo todo lo contrario.

 

Así las cosas, bien hace Edward Snowden en trabajar en Moscú, protegido por el gobierno ruso. Porque el de su país no le perdonará haber revelado cómo y cuánto espía Washington a sus amigos y a millones de personas más.