La agenda conservadora, vía para la desigualdad
en EU
Arturo Balderas Rodríguez
Los líderes
republicanos en el Congreso
de Estados Unidos dieron a conocer la semana pasada su
agenda para la campaña con miras a las elecciones
que se celebrarán en noviembre próximo. En general, es una reiteración
de su credo neoliberal: menos
impuestos, congelar el gasto gubernamental y reducción del déficit y del gasto social. Con el añadido de que se proponen derogar el plan de salud, aprobado hace unos
meses.
Nada nuevo
en una propuesta que se esperaba fuera más imaginativa
para que el país supere los problemas económicos por los que atraviesa.
Es más, en conjunto, la
agenda pareciera estar diseñada para ahondar
aún más la crisis, particularmente en lo que al desempleo se refiere.
Congelar el gasto del gobierno significaría cancelar los recursos que Washington canaliza a la economía, como vehículo para dar
empleo a millones de
personas. Una reducción de impuestos por parejo,
en la que proporcionalmente
pagaran una tasa igual todos
los causantes, independientemente
del nivel de sus ingresos sería inequitativa e injusta. Además, aumentaría el déficit, del que los republicanos se han quejado, sin los beneficios del endeudamiento cuando se emplea en obras de apoyo social o productivo.
Por último, dar
reversa a la reforma del sistema de salud significaría, en términos llanos,
dejar sin servicios médicos a los 30 millones de
personas que fueron incorporados a esos
servicios como resultado de la reforma.
No obstante las evidencias del retraso social y económico que la propuesta republicana significaría para la mayor parte de la población,
una encuesta reciente de la organización PEW, señala que los electores independientes, que son los que definirán quien ganará las elecciones,
continúan favoreciendo a
los candidatos republicanos.
Tal vez
la explicación de esa conducta esté en el diagnóstico del ex presidente
Clinton sobre lo que el presidente Obama y los demócratas
han dejado de hacer. Recordó que en 1994 él hizo un juicio equivocado sobre las posibilidades de los republicanos para ganar las elecciones
intermedias. El error le costó
perder la mayoría en la Cámara baja, lo que a la postre fue un dique a su programa de gobierno.
Para que
ello no vuelva a suceder sugirió una estrategia que concreta principalmente
en dos puntos: desmentir enérgicamente la falacia de que los pasados 20 meses de gobierno demócrata han sido
un fiasco y negar categóricamente
y con hechos la idea de que
Obama es socialista y que su intención
es acabar con el espíritu de empresa de los estadunidenses.
Pronto se sabrá
si los demócratas están aún a tiempo
de evitar que la historia se repita. Si eso sucede y gana
el proyecto conservador, las diferencias sociales que ya
existen en la Unión Americana, sin llegar al oprobio de las que vemos
en México, pudieran ahondarse
aún más. No hay que olvidar el rostro de Estados Unidos que con sorpresa el mundo descubrió después del huracán Katrina.