Migrantes: entre dos fuegos

 

Todos prometen, nadie cumple

 

Consulado de Phoenix: nido vacío

 

Carlos Fernández-Vega

 

La abominable ley antinmigrante SB 1070, promulgada el pasado viernes por la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, se suma al de por grueso inventario de acciones en contra de los mexicanos que laboran en Estados Unidos, pero también ratifica lo que ya es cotidiano: todos prometen, nadie cumple; allá y aquí el discurso "pro migrantes" sólo sirve para captar votos, pero a la hora de la verdad, ya con el puesto amarrado, ni quien se acuerde, lo mismo en el caso de Obama que en el de Calderón, para sólo citar lo inmediato, mientras la paisanada se encuentra entre dos fuegos.

 

En tiempo de campaña electoral Obama prometió trabajar "afanosamente" para sacar adelante una ley migratoria que beneficiara a las partes involucradas, y dos años después ha incumplido tajantemente, a pesar de que el llamado voto hispano contribuyó decididamente a su victoria. Lo mismo con Calderón, quien independientemente de su lerda reacción, en tiempos de campaña se comprometió ainsistir en un acuerdo migratorio sustentado en la protección de los derechos de la persona humana, así como en el reconocimiento a la aportación del trabajo de los migrantes a la economía receptoraIncrementar la cooperación bilateral analizando distintas opciones en materia migratoria, comercial y de seguridad, y promover un acuerdo migratorio, basado en programas de empleo temporal… Redoblar esfuerzos para garantizar la protección y el reconocimiento de los derechos de los migrantes en el exterior, y mejorar los servicios consulares transformándolos en verdaderos promotores de nuestras comunidades en el extranjero”, y casi cuatro años después ni quien se acuerde. En el mismo tenor se pronunciaron, en su momento, Fox y Bush, Zedillo y Clinton, Salinas y éste último, y cuéntele para atrás e incluya a diputados, senadores y partidos políticos.

 

Arizona es el primer estado del vecino del norte que se anima a promulgar una ley abiertamente violatoria de los derechos humanos de los migrantes, pasándose por el arco del triunfo las leyes federales, sin importarle las consecuencias. Así, nada raro sería que otras entidades de aquel país siguieran el mal ejemplo de la gobernadora, ante la inmovilidad e incumplimiento de Obama y el silencio cómplice del inquilino de Los Pinos (no se vayan a molestar los vecinos). A pesar de la aberración, en algo tiene razón la nefasta Jan Brewer: "actuamos por la inacción del Congreso federal". Cierto es, los vacíos se aprovechan y no precisamente para bien.

 

Y entre esos vacíos se cuentan los de Los Pinos y de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y como parte de ellos la prolongada ausencia de un cónsul general de México en Phoenix, capital de Arizona, es decir, justo en el momento en que se cocinaba la ley SB 1070. En efecto, transcurrieron cuando menos seis meses hasta que el pasado 13 de abril el lento Senado de la República ratificó el nombramiento de Víctor Manuel Treviño Escudero en esa posición, quien a pesar de todo aún no toma posesión del cargo (información confirmada ayer por la tarde, vía telefónica, en la sede del consulado general de México en Phoenix).

 

De acuerdo con el propio Senado de la República, Treviño Escudero “presentó a las comisiones dictaminadoras el plan de trabajo que pretende desarrollar en caso de ser ratificado por esta soberanía. En dicho plan establece los ejes principales de la labor del consulado general de México en Phoenix en los siguientes ámbitos: desarrollar un mensaje concreto para líderes políticos que han estado en contra o que se mantienen neutrales en el tema migratorio. (Ejemplos: ‘corresponsabilidad para una buena administración de los flujos migratorios’, ‘México no desea ni promueve la migración indocumentada’); dar seguimiento al proceso electoral estatal de noviembre de 2010; seguir la evolución de las iniciativas de legislación estatal, que pueden afectar a México y sus nacionales; generar una mejor comunicación con las organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes, para hacer un frente coordinado en contra de medidas en perjuicio de los mexicanos indocumentados”, pero todavía no despacha.

 

En orden de importancia, en lo que a residencia de mexicanos se refiere (de nacimiento y de origen), Arizona ocupa la cuarta posición (después de California, Texas e Illinois, de acuerdo con información de la Cámara de Diputados). En ese estado, según las estimaciones más recientes, viven alrededor de 600 mil paisanos, algo así como 9.5 por ciento de la población estatal. Entonces, residentes legales o no, con la SB 1070 la temporada de cacería quedó abierta y, lo que es peor, legalizada.

 

Pero independientemente de la aberrante cerrazón estadunidense para negociar un tratado migratorio con su vecino del sur (algo que, por lo demás, debió incluirse en primerísimo lugar en el contexto del TLCAN) y del servilismo e inmovilidad de los gobiernos "mexicanos", está la caótica situación económica y social del país, convertido en gran expulsor de mano de obra. No es gratuito que en los últimos tres lustros la emigración de mexicanos a Estados Unidos haya crecido la friolera de 350 por ciento (en el caso concreto de mexicanos en Arizona el crecimiento, en igual periodo, ha sido de 570 por ciento), y a estas alturas más de 12 millones de paisanos viven y laboran en el vecino del norte (Centro Hispánico Pew), independientemente de los asentados con anterioridad. Para dar una idea de qué se trata, esa cifra es igual al número de trabajadores permanentes registrados en el IMSS al cierre de marzo de 2010, equivale a 25 por ciento de la población económicamente activa en México y a 11.2 por ciento de la población total.

 

Lo anterior, sin duda, da cuenta puntual de lo "bien que han hecho las cosas", de la "solidez del navío de gran calado", de que "vamos por el camino correcto", de que "se han recuperado los empleos perdidos" y de que "México se ve bien" (Calderón-Cordero-Lozano dixit), por mucho que el Banco Mundial ubique al país en el primer lugar internacional como expulsor de mano de obra.

 

Las rebanadas del pastel

 

Pero no os preocupéis, que por discursos no paramos: “…no puede ni va a permanecer mi gobierno indiferente… en mayo haré una visita al presidente Obama y al Congreso de Estados Unidos. Tengan la certeza de que en las reuniones y en los espacios habré de tener, estará presente el tema, indeclinablemente, de los derechos de los mexicanos en Estados Unidos y en cualquier parte del mundo, y la imperiosa necesidad de avanzar a esquemas racionales sensatos, humanos y equilibrados” (adivinen quién lo dijo, y de allí deduzcan).

 

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