Caos e intervención
John
Saxe-Fernández
Cuatro son los pilares de los juegos
geoestratégicos propiciados
por el aparato de seguridad de Estados Unidos en México: armas, droga, negocio y caos. El término juegos es engañoso.
No son travesuras espontáneas
sino sangrientos esquemas encaminados a eliminar, del Bravo a la
Patagonia, obstáculos jurisdiccionales
al dominio hegemónico y empresarial de EU sobre naciones con recursos humanos y naturales estratégicos. México y Colombia son los campos
de prueba para impulsar la doctrina de las fronteras flexibles,
como ya lo experimentó Ecuador en Sucumbios
el año pasado.
El manejo
que hace el aparato de seguridad de EU de la dinámica entre armas, negocio y drogas es central en la promoción del caos y la inestabilidad en dichos países que
es base y excusa para la intervención y ocupación militar. Son realmente espectaculares y muy preocupantes los datos ofrecidos por instancias oficiales del gobierno mexicano sobre la cauda inagotable de armamento de gran calibre, volumen y alta tecnología que, bajo las
narices (si no es que con la venia)
de las aduanas de EU, se envía a México: se han asegurado 29 mil armas de nueva tecnología de uso exclusivo militar
como lanza granadas MGL calibre
37 y 40 milímetros; fusiles
Barret 50; sub ametralladoras
y pistolas belgas importadas por EU y enviadas de manera expedita a México; armamento diseñado para penetrar
vehículos blindados, cohetes anti tanque M72 y At4; lanza-cohetes; granadas de fragmentación como las usadas contra la población en Morelia el 15 de septiembre
de 2008 –un operativo utilizado
para el lanzamiento de la Iniciativa Mérida.
Ese armamento,
por su volumen,
(imposible de escapar a la detección en aduanas), alto calibre junto con un probable despliegue de mercenarios y/o fuerzas especiales bajo cubierta, serían ingredientes centrales de los esquemas de ampliación militar del Departamento de Defensa (DdD) en curso en México, montados en el baño de sangre en que se transformó la militarización de
la guerra contra el narco
con que dio inicio un sexenio huérfano de legitimidad después de la cuestionada elección de 2006.
El escenario
es deplorable: Mexicanos aniquilando mexicanos mientras EU, su aparato de seguridad y sistema bancario sacan jugo con la dinámica entre el tráfico y consumo sin control de drogas allá y la venta de armas aquí. Al norte, los dólares, al sur las balas
y las pilas de cadáveres. Todo con graves riesgos para la soberanía e integridad
territorial del país y sus vastos recursos naturales. Es una dinámica en la que los organismos de espionaje de EU y su DdD, ahora
bajo Robert Gates, ex director de la CIA, juegan un papel primordial: la
inter-relación con y protección
de, los negocios mundiales
del narco y el tráfico
de armas, quedaron ilustrados en el escándalo Irán-contras, un operativo
secreto de la CIA para financiar la guerra de Reagan
contra la revolución sandinista
usando dinero del tráfico ilegal de armas a Irán. Según
Michel Chossudovsky, Gates está implicado
en el Irán-contra y hoy las fuerzas de ocupación en Afganistán apoyan el narcotráfico que produce cerca de 200 mil millones de dólares en ingresos para el crimen organizado, las agencias de inteligencia e instituciones financieras occidentales. (Voces del Periodista, III-09). Además, se ha documentado que la CIA jugó un papel central en el desarrollo de
los triángulos de la droga latinoamericanos y asiáticos. Estos fabulosos negocios y arreglos siguen bajo la protección de los servicios de inteligencia de EU indicando su vigencia bajo
el nuevo gobierno demócrata, lo que además ofrece una
base para la interpretación
adecuada de un documento
del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas cuyo eje es
el caos en México, ante el cual
EU estaría obligado a dar una respuesta
dadas las consecuencias para su seguridad interna.
Lo que no se menciona es el papel de EU en la génesis del caos inducido por medio
del trinomio armas-negocio-drogas.