Assange, de villano a héroe

 

21/Junio/2012

 

analisis@hoy.com.ec

 

En noviembre de 2010, el entonces vicecanciller del Ecuador, Kintto Lucas, anunció que nuestro país estaría dispuesto a conceder asilo político al creador de los WikiLeaks, Julian Assange, en los momentos en los que el australiano estaba envuelto en la polémica debido a la publicación de cables secretos de embajadas de varios países del mundo.

 

Lucas no tuvo apoyo a su generosa propuesta, y el canciller indicó que no fue una posición oficial, sino personal del funcionario, hoy fuera del Gobierno.

 

Un año y ocho meses después, Assange solicitó formalmente asilo político al Ecuador y se refugió este martes en la Embajada de nuestro país en Londres.

 

En el transcurso de este tiempo, la posición política del Gobierno respecto a las acciones ilegales del australiano fueron cambiando. La primera fue, como era de esperarse, de rechazo a la información confidencial que la organización dio a conocer en relación al Ecuador. Lo más grave ocurrió cuando se revelaron cables de la embajada de los Estados Unidos en Quito, que hacían referencia a una profunda corrupción de la cúpula policial y su comandante, Jaime Hurtado Vaca, hechos de los que los representantes diplomáticos de los Estados Unidos sospechaban que estaba al tanto el presidente Correa.

 

Como consecuencia, el Gobierno expulsó a la embajadora estadounidense y ese país tomó una acción recíproca con el embajador ecuatoriano. Las relaciones diplomáticas recién están camino a la normalización, una vez que se nombraron nuevos embajadores.

 

Es hace poco, no más de unos meses, que el Gobierno decidió utilizar los cables de WikiLeaks en beneficio propio y con objetivos claramente marcados: seguir desacreditando a la prensa independiente y a periodistas que trabajan en ella. En ese camino, tuvo acercamientos con Julian Assange, quien tuvo posteriormente como uno de sus invitados al programa que mantiene por Internet al presidente Correa.

 

Ahora está en análisis el pedido de asilo hecho por Assange. Una decisión que deberá ser estudiada con responsabilidad y madurez, observando las consecuencias que una u otra opción causaría para el país. Por lo pronto, ya se ve una reacción internacional completamente desfavorable para la solicitud del australiano, que está siendo investigado en Suecia por un delito común, agresión sexual, y no por una indagación de tipo político.

 

El Gobierno tiene entre sus manos un tema delicado. Que no lo asuma únicamente con su ya conocida posición ideológica, porque los resultados podrían ser contraproducentes para el Ecuador.