Pato Donald

 

Donald Trump, hijo de Fred Trump, un prominente agente inmobiliario en las décadas de los 50 y 60, es un empresario americano que logró consolidar el imperio inmobiliario de su padre e incursionó en la industria del entretenimiento que lo ayudó a mantener su estatus de celebridad y su excéntrica forma de vida.

 

Si bien en su juventud Donald Trump potencializó la empresa de su padre en una de las agencias más reconocidas e innovadoras en Estados Unidos y el mundo, hoy las empresas del hijo pródigo se encuentran en bancarrota, con demandas por malversación de fondos, enriquecimiento ilícito y negligencia. Desde la Universidad Trump, que creó en 2004, hasta acciones colectivas en California, Tijuana y Nueva York en contra de Trump Organization, sus empresas comienzan a tambalearse.

 

 Donald Trump ha sido acusado de fraude numerosas ocasiones, debido a los innumerables proyectos que ha emprendido con el dinero de otros y que, por alguna razón, nunca se han concretado. Proyectos de millones de dólares donde los inversionistas han emprendido demandas interminables para recuperar, por lo menos, una parte del dinero que Trump les ha arrebatado.

 

Con dinero de otros y un negocio de fachada, Donald Trump se ha convertido en el bufón del mundo empresarial de Estados Unidos, ha perdido credibilidad con sus pares y ha explotado el patrimonio que le dejó su padre para obtener una fama efímera y negativa entre los norteamericanos, quienes, en cada oportunidad, se burlan de su apariencia física, de sus dichos y de su trayectoria.

 

Y es que Donald Trump sólo sabe emitir opiniones polémicas, exageradas y fuera de contexto, todo con el afán de mantener su nombre vigente dentro del imaginario de los norteamericanos. Tan sólo la semana pasada, el empresario norteamericano lanzó, por cuarta vez, su candidatura a la presidencia de Estados Unidos para las próximas elecciones en 2016.

 

En su discurso, que duró más de 45 minutos, Trump prometió construir un muro en la frontera para impedir el paso de migrantes mexicanos a su país. El empresario aseguró que los mexicanos son los responsables de llevar la violencia, las drogas y el crimen a Estados Unidos, además de calificarlos como unos violadores. El magnate finalizó diciendo que él se merecía la Casa Blanca por tener una fortuna de 9 mil millones de dólares. Ridículo.

 

Éstos son los datos del retrato del verdadero Donald Trump. Un ruin personaje de la alta sociedad norteamericana, cuyas aspiraciones al banderín de la candidatura presidencial republicana parecieran no tener ni pies ni cabeza. ¿Debiera llamar la atención de la opinión pública su anuncio? ¿Qué busca Trump con esta llamarada mediática?

 

Podríamos inferir que, primero, busca disuadir la entrada de nuevos competidores a la pelea republicana, y lo hace mostrando su capacidad de  financiamiento. En la política norteamericana, y más en esta parte del proceso, dinero significa viabilidad en las primarias partidistas. Trump manda un mensaje claro: si se tiene el mismo nivel de recursos, bienvenido a la carrera; caso contrario, mejor ni se acerque.

 

 Segundo, menos candidatos significa mayor capacidad de negociación. En ningún caso se sugiere que Trump vaya a ser el candidato presidencial, pero si la elección es cerrada entre dos aspirantes, Trump y sus reducidas bases de apoyo pueden convertirse en el fiel de balanza que defina al próximo candidato republicano.

 

De ahí su discurso, contrario a la reforma migratoria. Trump, busca atraer la atención de los sectores más conservadores del partido republicano, quienes, sin duda, también desearían la construcción de un nuevo muro al compartir con el empresario la imagen que tiene sobre México y, con ello, convertirse en el portavoz, dada su fortaleza basada en sus recursos financieros.

 

 Así, con engaños y declaraciones escandalosas, Trump pareciera que busca no sólo el reflector mundial, cosa que logró, sino, una vez más, ser portavoz del partido Republicano y la balanza que logre definir quién puede ser el candidato. Desgraciadamente para Trump, su cuarto intento parece que será, otra vez, un fracaso, pues no sólo se ha convertido en un ser despreciado por la esfera política, sino también odiado por los migrantes, un sector que puede ser definitivo en los resultados de las próximas elecciones.