Obama lanza misiles
José Luis Valdés
Ugalde*
Parece que Obama
le ha tomado la medida a su contrincante republicano en varios temas y lo está
exponiendo a los cuatro vientos. En su página web, Obama for America, se le
hacen cargos graves a Mitt Romney en su calidad de empresario en los años
ochenta y noventa y cuya enorme fortuna, que se calcula en el orden de los 300
millones de dólares, fue hecha, en parte, a costa de los derechos laborales de
los trabajadores que despidieron él y
sus socios. En un video (http://my.barackobama.com/Romney-Economics) en el que
ofrecen su testimonio ex trabajadores de GST Steel, Dade Behring y la tienda de
ropa Stage Stores, y en unas láminas con información dura, se denuncia que
Romney compraba las compañías desde su filial Bain Capital, inflaba las
acciones en la Bolsa, las vendía cuando estaban en su cima obteniendo ganancias
de millones y después las abandonaba a su suerte y a la quiebra, teniendo que
despedir a sus empleados. En este testimonio, víctimas de las operaciones
informan que se despidió a más de nueve mil trabajadores de las tres empresas,
dejándolos sin liquidación y sin seguros de ningún tipo. Aparentemente, se
trata de un caso más de capitalismo salvaje, de poca ética empresarial y de
pésima administración que tan bien expone Tony Judt en su libro Algo va mal. Si
Romney no fuera el virtual candidato republicano estos datos retratarían un
caso más de especulación sin escrúpulos que fue en gran medida la que causó el
septiembre negro de 2008 y que aún tiene sumido a EU en una recesión que le ha
complicado la reelección a Obama.
No obstante,
estos antecedentes retratan a un político frívolo y arbitrario que bien puede
convertirle en otro candidato pasivo para los republicanos, tal y como fue el
caso con Sarah Palin cuando acompañó a John McCain en 2008. Con base en estos
grises antecedentes empresariales de Romney, se puede especular acerca de por
qué muchos republicanos moderados temían que se convirtiera en candidato, toda
vez que carecía de la autoridad moral para denunciar la gestión económica de
Obama. Así, su argumento de que es buen candidato por haber sido empresario
exitoso se puede desmoronar en cualquier momento.
En otro frente
Obama también ha asumido una ofensiva por demás original. El pasado 9 de mayo
declaró en una entrevista: “Las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”.
Este posicionamiento, aún sin repercusiones legales y por el momento, según lo
informa el NYT, quizás sin mucho jalón mediático entre la gente, resulta, sin
embargo, sumamente audaz, además de ser histórico. Por primera vez un
Presidente se había pronunciado así sobre tema tan polémico. Electorero o no,
obligó a Romney a pronunciarse radicalmente en contra: “El matrimonio es la
relación entre un hombre y una mujer”, declaró el ex gobernador. Se trata
ciertamente de una apuesta muy riesgosa de Obama que tiene por lo menos tres
aristas: 1) acorrala y enreda a Romney en medio de su propio cerco ideológico
impuesto por el extremista Tea Party y lo obliga, evidenciándolo, a negar
derechos civiles legítimos de una minoría extensa (la homosexual) y que cuenta
con las simpatías de la mayoría de los segmentos de población, como mujeres
(51%), jóvenes (63%), liberales (68%), moderados (56%) población blanca no latina
(47%); 2) intenta exponerlo como un intolerante de extrema derecha que no
reconoce que se trata de un tema de reivindicación de los derechos civiles de
una minoría que, aunque aceptada socialmente, no cuenta con garantías legales
justas de convivencia; 3) Obama, como representante de una minoría racial, se
vuelve a colocar en el centro, como el pararrayos del debate, obligando a
Romney al repliegue o, al menos, a ponerse en evidencia como un actor
insensible que no conoce del tema de género en pleno siglo XXI; en cambio,
Obama se reafirma como un personaje sensible y abierto al tema y, quizás,
gradualmente impermeable a las difamaciones de Romney. En ambos asuntos, el
manejo de la economía y los derechos civiles, parece que Romney irá cuesta
arriba toda vez que están sobre la mesa suficientes evidencias que hasta ahora
lo descubren como un político marrullero, poco sensible y calificado para
volverse estadista.
*Investigador y profesor de la
UNAM
Titular de la Cátedra
Patrimonial OUV, en la UAM-X
Twitter: @JLValdesUgalde