Obama o McCain, ¿cuál será mejor para México?

 

Cecilia Soto

 

08-Sep-2008

 

Es difícil creer que al presidente Calderón “se le fue por error”, en un exceso de sinceridad, el apoyo explícito a la candidatura de John McCain. Es más probable que haya comprado la tesis de que a México le conviene más la candidatura republicana por el apoyo tradicional de ese partido a las tesis del libre comercio y, por tanto, su apoyo al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Sin duda pesará también la trayectoria de John McCain, nativo del estado fronterizo de Arizona y porque el candidato conoce bien la problemática de la migración entre los dos países, ha sido partidario de una solución integral a este fenómeno y en general es buen amigo de México. Es probable que el presidente Calderón, al igual que Carlos Salinas durante la fallida campaña de reelección de George Bush, haya querido usar deliberadamente la influencia que pueda tener en el electorado latino a favor de McCain. Craso error.

 

De poco servirán los guiños o aun los gestos francos y positivos hacia México si el mundo continúa deslizándose hacia una crisis más profunda, tanto en lo económico como en lo energético y, sobre todo, si Estados Unidos sigue multiplicando los frentes bélicos o de franca confrontación en los que está crecientemente involucrado. Podrá argumentarse que lo que se vio en la Convención Republicana fue sólo retórica partidista, pero fue para poner los pelos de punta.

 

Veamos el caso de Sarah Palin. Lo he dicho aunque no sea políticamente incorrecto y lo volveré a decir: las candidaturas y los gobiernos de mujeres no son intrínsecamente mejores que los de los hombres como dolorosamente lo demuestra cada día Cristina Kirchner. El privilegio de la maternidad, la cercanía a los hijos y las diferencias en genética, hormonas y maneras de ser tratadas por el mundo, permiten a las mujeres ver aspectos de la sociedad que los hombres a menudo pasan por alto. También desarrollamos como tendencia un abordaje diferente de los problemas, más conciliador e incluyente, mas esto tampoco es regla. La selección de la gobernadora Palin como candidata a la vicepresidencia fue una movida astuta del equipo de McCain, pues tiene elementos para ser un buen producto de la mercadotecnia electoral, aunque es extremadamente preocupante para cualquiera que tenga una visión más allá del día de las elecciones.

 

Primero el tema de la edad de McCain: 72 años. Con los avances en salud preventiva, la década de los setenta puede ser una de gran madurez y realización de los talentos de un individuo, como sin duda ha sucedido durante la campaña con el arizonense. Y, sin embargo, es una edad con riesgos importantes para la salud. La sola idea de que pudiera llegar a la Casa Blanca una mujer con ideas francamente fundamentalistas, como las que ha exhibido la señora Palin a lo largo de su vida pública, es sumamente preocupante. En un mundo en el que los fundamentalismos constituyen el mayor peligro tanto para Estados Unidos como para la paz en el mundo, es importante contar con estadistas que estén fuera de esa trampa mental. Una religiosidad peleada con la ciencia, impulsora de la teoría del creacionismo contra las evidencias de la teoría de la evolución, una escéptica del calentamiento global, cuyo discurso encendió en la Convención el grito escalofriante de guerraperfora, baby, perfora” (más pozos petroleros), sin la menor insinuación de cambios en el modelo de consumo energético de Estados Unidos, una mujer que no aprueba el aborto ni en los casos de incesto o violación, parece más bien una hare krishna de un cristianismo fanático, propio de algunos capítulos del Antiguo Testamento y bastante alejado del espíritu de tolerancia ejemplificado por Cristo. Un cristianismo fanático capaz de ahondar la división que priva actualmente entre los estadunidenses.

 

A pesar de las muchas cualidades del senador McCain, la elección de la gobernadora Palin demuestra la tendencia de los candidatos a vender su alma por un puñado de votos y en este caso traicionar el lema fundamental de su campaña: “Nation first”, pues si lo primero fuera la patria no la arriesgaría con la elección de una mujer que puede reemplazarlo en la Casa Blanca y no tiene ni el juicio ni la experiencia para hacerlo en forma responsable.

 

El mundo entero padece las irresponsabilidades de la administración republicana: los déficits colosales tanto del presupuesto como del comercio exterior, derivados en gran parte de la política errada de cortes en los impuestos, la pésima vigilancia de las instituciones crediticias, grandes y pequeñas, que llevó a la megacrisis de los créditos hipotecarios, el engaño de lasarmas de destrucción masiva”, que llevó a la invasión a Irak y a una mayor inestabilidad en esa región, mientras el terrorismo de Al-Qaeda hace de las suyas y el deterioro del sistema educativo estadunidense que hoy depende del influjo de científicos extranjeros para mantener su liderazgo en innovación científica.

 

Se trata de un mundo radicalmente distinto del que vivió John McCain durante su saga heroica en Vietnam, uno crecientemente multipolar, que requiere reflejos diferentes de la superpotencia. A México no le puede ir bien si le va mal al mundo.

 

ceciliasotog@gmail.com