Mesianismo petrolero
Alfonso
Espinosa de los Monteros
La ambición y el poder crean visiones delirantes. Hugo Chávez pierde la chaveta y sale a anunciar una
intervención armada en Bolivia y, en donde sea necesario, para crear el “Vietnam americano”. Con la misma mente afiebrada por el petróleo, no hace mucho habló de crear una fuerza
militar “bolivariana”. ¿Cómo entenderlo…? Simplemente, no puede tolerar que,
en ejercicio de la democracia,
el pueblo boliviano pueda decidir
el futuro de su gobierno. Solo pensar en
un fracaso electoral de Evo
–lo cual no es, necesariamente, probable– lo
enciende y, como solución, decide provocar el gran incendio, como Nerón hizo
con Roma. Chávez ubica los puntos neurálgicos en su país, en Ecuador y en Bolivia,
a cuenta de fantasías separatistas “impulsadas por Estados Unidos”.
Suena a película apocalíptica.
Felizmente, escuchamos decir al presidente Rafael Correa
en España que nosotros somos un
país de paz, que no aceptamos la violencia y la guerra que Colombia exporta, lo que nos asegura
que jamás apoyará estas iniciativas.
Además ya tomó una posición
clara cuando
dijo que Ecuador no va a formar parte
de ejércitos “bolivarianos”,
precisamente, refutando a Chávez y en una línea no guerrerista que marca la diferencia
con Uribe. Y claro, no podemos esperar que un gobierno
de académicos, de hombres y mujeres
de pensamiento, apoye proyectos mesiánicos regionales. Los mismos hombres y mujeres que empezaron
un proceso de cambio para profundizar
la democracia, en paz y en orden legal, como nos prometieron cuando votamos por ellos. Esa
promesa no puede romperse mas allá
de lo que los “plenos poderes” ya lo han
permitido.
El mundo ha cambiado y el
“Vietnam americano” quedó
en el olvido con la caída del muro de Berlín
y la apertura económica de
China. Vietnam mismo enterró
a sus miles de muertos para ir en pos del
desarrollo económico instaurando una democracia liberal que dejó atrás, primero
al feudalismo, después a la
guerra dolorosa y, finalmente,
al comunismo inútil.
Si bien el gobierno ecuatoriano está alineado con Venezuela,
Bolivia y Nicaragua bajo el paraguas
ideológico del socialismo del siglo XXI, está claro que
no puede compartir estas visiones que son producto de la embriaguez petrolera. Está matemáticamente demostrado que una ideología o el destino de un pueblo no se impone por vía
de las armas.
Para el Ecuador y la América Latina del nuevo milenio solo cabe el centro político de un verdadero socialismo democrático basado en educación y tecnología, un régimen de vida donde se modele
el futuro en un ambiente de
libertad, de debate, de responsabilidad
y conciencia social, de leyes
justas y sabias, de sistemas de control efectivos para contrarrestar la corrupción, de economías con crecimiento sólido y equidad.
Entendemos y apoyamos la postura frente a Colombia, que es digna
y firme en cuanto a no dejar mancillar el territorio ecuatoriano. Entendemos que, en un primer momento, esa posición nos
haya hecho aparecer como si
fuéramos cercanos a las FARC. Entendemos
y aceptamos las importantes aclaraciones del Presidente, tan categórico en decir que una invasión
de grupos guerrilleros a nuestro territorio sería un “acto de guerra”.
Mucho cuidado, petróleo y autoritarismo van juntos en varios países del
mundo. ¿Buscan la guerra para consolidar
un disfrazado poder dictatorial…?