Simpatía por el espía

 

"Nadie debe espiar a nadie" dice al mundo, como quien encarna la más rigurosa democracia

 

Francisco Olivares

 

29 de junio de 2013

 

Maduro delira cuando pronuncia el nombre del espía estadounidense Edward Snowden. "Nadie debe espiar a nadie" declara al mundo desde Haití, como quien representa a un Estado democrático, defensor de los Derechos Humanos y rigurosamente apegado a la Constitución y las leyes.

 

El tercer mundo latinoamericano mira hacia otro lado cuando el mandatario venezolano hace este tipo de manifiestos cargados de solidaridad humana. Mientras "traquetea" con fuerza la caja registradora de sus respectivos países, es mejor obviar detalles de lo que ocurre fronteras adentro: 400 millones de dólares donados por aquí, unas casas por allá, mucho petróleo por comida más abajo y contratos para los empresarios foráneos resultan los más contundentes argumentos de que somos el mejor ejemplo democrático. 

 

No han pasado unas horas cuando el ministro de propaganda, junto al alcalde, que tiene a Caracas en ruinas, presenta una grabación de una conversación privada entre María Corina Machado y el historiador Carrera Damas. Para estos dos funcionarios la Constitución y las leyes no aplica para ellos y las violaciones a la privacidad o "espionaje" es un ultraje a los Derechos Humanos si viene del imperio. Si lo hace China, Rusia, o el G2 cubano como servicio al Gobierno venezolano, es una acción legítima que forma parte de la lucha contra el imperialismo. De allí que hoy en día Venezuela posea la tecnología más avanzada en materia de "escuchas".

 

Nada hubiese llenado de mayor satisfacción a los herederos del caudillo fallecido, que el espía estadounidenses seleccionara a Venezuela como lugar de refugio. Pero su socio y célebre fundador de WikiLeaks, les aguó la fiesta cuando sentenció que Venezuela ya no es tan estable como cuando Chávez estaba gobernando.

 

Pero lo que realmente está detrás de todo esto es la urgente necesidad del "madurismo" en distraer a la gente de sus verdaderos asuntos. Así que mientras el Gobierno se ocupa de crear burbujas informativas, la inseguridad sigue cobrando víctimas en las calles con una cifra superior a 400 homicidios en el mes de junio; los apagones en todo el país siguen su ritmo normal de varias horas al día; los servicios como agua potable con ausencia de varios días y la escasez y el costo de la vida ya forman parte de la angustia diaria del venezolano.

 

De manera que, atrapados en la ideología que le impide al gobierno de Maduro corregir la distorsiones económicas que ellos mismos han creado, buenos son los espías, los corruptos de menor rango y políticos a quiénes perseguir, para mantener a periodistas y opositores bien alejados del verdadero drama venezolano.

 

Twitter: @folivares10