Combatirá usted para la Quinta Columna
Clodovaldo
Hernández
No
menos de 25% de los venezolanos
trabajarían de alguna forma
para el otro equipo
En la hipótesis de guerra con el estado libre asociado
de Colombia hay que tener
en cuenta no sólo lo que harán los colombianos
radicados en Venezuela -que
son muchos y muy verracos- sino también las posibles
acciones de los venezolanos
uribistas.
Pille usted la jugada.
Hay que
aceptarlo: la Quinta Columna
que se ha venido cocinando al fuego lento y en su propio jugo
(el caldo espeso de las ansias de derrocar
al presidente Hugo Chávez al precio
que sea) es una incógnita por
despejar en cualquier ecuación militar. No es necesario ser un Clausewitz para deducirlo.
En un escenario
de conflicto con nuestra vecina "Columbia" -y, por
desgracia, con nuestros hermanos grancolombianos- podría ser crucial la conducta que tendrán las
fuerzas del colaboracionismo.
Y, por supuesto, no se trata de las personas individuales que vayan a alistarse
en las filas contrarias. Se trata
de las nada despreciables fuerzas de nuestro protectorado interno, que disponen -entre otras- de esas armas de destrucción masiva que pueden
ser los grandes medios de difusión.
Según la politóloga Prodigio Pérez, hay que estimar con manga ancha la cantidad de aliados que podrían tener
las fuerzas colombo-estadounidenses que atacarían a Venezuela en caso de que se inicie una
guerra más allá de la rochelita declarativa de costumbre.
"No menos de 25% de los venezolanos
trabajarían de alguna forma
para el otro equipo", asegura sin que le tiemble un ojo.
"¿Hay tantos traidores entre nosotros?", pregunto. Y Prodigio responde que, en realidad, son amantes de la
patria, sólo que a la
patria -bien se sabe- cada quien la ama
a su manera.
Pérez le ha aplicado análisis de contenido a las declaraciones de varios líderes opositores (la mayoría de ellos "lagartos", según la jerga política de nuestros vecinos) y a los análisis de los internacionalistas y ha llegado a
la conclusión de que con
gusto respaldarían una operación militar colombo-estadounidense para alcanzar su viejo
sueño de derrotar al rrrégimen y restaurar su estilo de democracia.
Son nuestros potenciales mariscales Pétain que florecen en los discursos sinuosos, en las conferencias con muchas citas de tratadistas internacionales y en las roturas de ropajes de la Triple A, la venerable Alianza
de Articulistas Antichavistas.
"Antes, cuando se hablaba en las barberías y en los taxis sobre una posible
guerra por el Golfo, te decían
que los inmigrantes de al lado, entre ellos muchas señoras del servicio doméstico, nos iba a degollar
a todos antes de que empezaran los combates -recuerda Prodigio el episodio de la corbeta Caldas-. En el escenario actual, ya ni siquiera
son los colombianos los primeros
sospechosos". Venga y le cuento.
clodoher@yahoo.com