El negro en el bolsillo

 

Roberto Giusti

 

Invitó a Obama a convivir con las diferencias pero aquí machaca a sus adversarios

 

Si el ejemplar de Las Venas Abiertas de América Latina que Chávez le regaló a Obama hubiera sido una traducción al inglés, quizás el gesto habría tenido algún sentido. Pero ni así es posible disimular su incomprensión, por no decir, ignorancia, hacia lo que representa el primer presidente no WASP de EEUU. De manera que el obsequio resulta una vana y pretenciosa ridiculez por muchas razones. Primero por su condición de mulato, que lo llevó a sufrir en carne propia la discriminación racial y crecer en el punto medio entre dos mundos separados por los prejuicios. Luego por su sangre africana, por su vida de niño en Indonesia, donde estudió tanto en colegio católico como musulmán y conoció la miseria de cerca. Pero también por su condición de trabajador social y por su privilegiada formación e inteligencia.

 

Si alguien reconoce las taras del imperialismo y llegó al poder porque estaba convencido de que el mundo de hoy no es el de Harry Truman, como se lo imaginaba Bush, ese es Barack Obama. Pero aún más penosa resultó la afirmación de Chávez según la cual su triunfo electoral obedece a los cambios ocurridos en América Latina y por tanto debe agradecérselo a Evo Morales y a él mismo. Para rematar con su invitación a convivir con posiciones diferentes, cuando en lo interno sin clemencia a quien se le opone.

 

Sólo el talante inmutable de Obama le permitió disimular el desdén que seguramente le produjeron tamañas bufonadas, consciente, como está, de la larga y dolorosa lucha librada por los derechos civiles y la justicia social de las minorías de su país. Precisamente Obama es presidente porque se propone un cambio de paradigmas en la economía y no sólo para priorizar las necesidades de las mayorías, sino con un sentido de la ética y de la productividad que se había perdido en los últimos años. También, y eso fue evidente en la cumbre, es un estadista despojado de veleidades hegemónicas, que concibe las relaciones exteriores desde una visión multilateral y de cooperación. Concepción que debe abrir una nueva etapa en las relaciones de EEUU con América Latina.

 

Con esa actitud, inesperada para quienes desconocen su pensamiento, desarmó el tinglado chavista del imperialismo y la cosa no fue, como se dice en Caracas y Washington, que Obama le hizo carantoñas a Chávez, sino al contrario, pues desarmado ante un argumento irrebatible, a éste no le quedó sino apoyarlo. Ahora, no se crea que estamos ante una suerte de socialista light que tolerará la existencia de dictaduras en el vecindario. Obama no es Bush, pero tampoco Carter y por eso ha dicho que las amenazas contra la democracia en el mundo proceden del "reino de los estados débiles o fallidos, donde no impera la ley sino la arbitrariedad, la corrupción y la violencia endémica&" Así no se llame Chávez a engaño si cree que se metió al negro en el bolsillo.

 

rgiusti@eluiversal.com