Drones
1 de Mayo del 2012
Laura Gil
Quiénes pilotearán los 'drones' de combate? ¿Uniformados
colombianos? ¿Asesores extranjeros? ¿Quiénes serán?
¿Dónde estarán?
Antes se recibieron
de vigilancia; ahora, se buscan de combate. Toda ilusión vale si
permite creer que así se puede
ganar la guerra. Pero ¿a qué costo se impone
la quimera?
'Drones', vehículos aéreos no tripulados, sobrevuelan hoy en día los cielos de Colombia. En marzo del 2009, las Farc anunciaron
que habían abatido uno de estos aparatos. Luego, Hugo Chávez protestó por el sobrevuelo de un 'drone' que, desde Colombia, habría penetrado espacio aéreo venezolano.
El entonces
ministro de Defensa,
Gabriel Silva, no tuvo problema
en banalizar el incidente,
al asegurar que seguramente se trataba del "trineo de Papá Noel". "Colombia -agregó- no dispone de esa capacidad". Nada más lejos
de la verdad. La opinión
pública conoció, entonces, que los 'drones' venían siendo utilizados
para patrullar el oleoducto Caño Limón-Coveñas. Pero no mucho más salió
a flote.
En marzo
pasado, un cable del embajador
William Wood, revelado por
WikiLeaks, confirmó que, en
el 2006, el gobierno de Estados
Unidos entregó 'drones' ScanEagle para localizar a los rehenes norteamericanos. Desde esa época han sido utilizados también para recibir información
en tiempo real de las Farc y de narcotraficantes. El empleo, tanto civil como militar,
de los 'drones' de vigilancia es
común. En Estados Unidos, desde las
policías municipales hasta las universidades
están planteando su utilización.
¿Y qué
decir de la utilidad de los
'drones' en el campo militar? Hasta
la ONU aspira a integrarlos a las misiones de mantenimiento de paz. Pero
el paso de 'drones' de vigilancia
a 'drones' de combate no es
cosa de poca monta. Eso es lo que el gobierno de Colombia pretende.
El tema se ventila en la discusión política de Estados Unidos. El senador republicano de la Florida Marco Rubio le pidió a la Casa Blanca que enviara 'drones' de combate a
Colombia. Leon Panetta, secretario
de Defensa, no está seguro de querer compartir esa tecnología.
El Congreso, además,
le ha impuesto restricciones
para ello.
Lo cierto
es que Colombia no se ha quedado a la espera, de brazos cruzados.
Ya volteó su mirada
hacia Israel. La empresa
israelí Elbint confirmó la venta por 50 millones de dólares de un Hermes 900 armado a un país latinoamericano. Aunque en Bogotá no se confirma la transacción, los círculos de defensa internacionales dan por descontado
que se trata de Colombia.
¿O el fortalecimiento de las
relaciones militares con
Israel no pasa por el intercambio comercial?
Antes de que
nos llenen de aviones matadores, ¿no deberíamos exigir algo de claridad? Según una investigación
de la Brookings Institution, por cada
militante dado de baja en Pakistán con un 'drone', alrededor de 10 civiles son asesinados. Aun así, este
lunes, la Casa Blanca defendió
su uso.
El gobierno de Obama se niega a
responder las preguntas planteadas por Philip Alston, relator de las Naciones Unidas para las ejecuciones
extrajudiciales. No sobra recordar que el empleo del 'drone' de combate debe regirse
por las mismas
leyes de la guerra que impone el derecho
internacional humanitario.
¿Quiénes
pilotearán los 'drones' de combate?
¿Uniformados colombianos?
¿Asesores extranjeros?
¿Quiénes serán?
¿Dónde estarán?
¿Lo harán desde
territorio nacional?
¿O desde un refugio externo, como las oficinas
de la CIA en Langley (Virginia)? ¿Ante quién
responderán si cometen una violación?
Las autoridades colombianas
no han confirmado
siquiera si los 'drones' de
vigilancia son operados por personal colombiano.
La compañía
de defensa Vanguard anuncia
en su página web la próxima apertura de una convocatoria: "Número de posición VTG-12016 - Operador de Sistema No Tripulado (UAS Operator) -
Colombia". Razones hay para
preocuparse.
LAURA GIL