El adiós de Ted Kennedy

 

La muerte del senador Edward Kennedy -anunciada y temida desde cuando se le descubrió un cáncer cerebral en mayo del año pasado- marca el final de una legendaria y trágica generación familiar de políticos y culmina la labor legislativa de uno de los más memorables congresistas en la historia de Estados Unidos.

 

Kennedy falleció el martes pasado en su natal Massachussets. Hace un año, ya enfermo, se presentó en la convención demócrata que eligió candidato a Barack Obama y pronunció allí un discurso emotivo y optimista, que el público aplaudió de pie, porque entendió que era su despedida. Obama lamentó su fallecimiento y declaró: "Nuestro país pierde a un gran líder, que recogió la antorcha de sus hermanos caídos y se convirtió en el más grande senador de nuestro tiempo".

 

Es una descripción exacta. Ted Kennedy fue un líder no solo en el Partido Demócrata sino en iniciativas bipartidistas y en momentos de confusión y dolor. Aunque era el menor de sus hermanos, la muerte de Joseph, el mayor, el asesinato de John, el presidente, en 1963, y el de Robert, el candidato, en 1968, dejaron prematuramente en sus manos el aura Kennedy y lo que ella significó para Estados Unidos a partir de los años 60: era un viento fresco, moderno, que renovaba la herencia de los capitanes de la II Guerra Mundial.

 

Además de empuñar la representación del sector demócrata más liberal, Ted se convirtió en el gran patriarca familiar. La mala estrella de los Kennedy lo sacudió con las enfermedades, escándalos y muertes de sus sobrinos, y en julio de 1969, hace 40 años, puso una lápida en sus sueños de llegar a la Casa Blanca tras la muerte de una muchacha que lo acompañaba en paseo nocturno y non sancto en la isla de Chappaquiddick. Finalmente, Kennedy desarrolló una histórica tarea legislativa.

 

Si bien esa tarea fue sobre todo doméstica y en el campo social, en el internacional sus ideas liberales combatieron siempre las dictaduras del Tercer Mundo. Él bloqueó la venta de armas a la tiranía de Pinochet, defendió los derechos de los inmigrantes y luchó por poner fin a la guerra de Vietnam. No solo en E.U.: también en el mundo entero fue Edward Kennedy una leyenda viva y un ejemplo de compromiso y dedicación.

 

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