Populismo al estilo Americano

 

Agosto 5 de 2008

 

Entre anuncios insultantes y descalificaciones que lindan en la calumnia, la actividad electoral de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos se centró esta semana en sus propuestas de política energética. Y si bien lo escandaloso fue el recurrente cambio de casaca en las posturas de ambos candidatos, lo lamentable es el ánimo populista electorero de sus propuestas.

Este lunes, por ejemplo, Barack Obama sorprendió a la opinión pública al afirmar, contradiciendo sus declaraciones anteriores, que está a favor de recurrir al petróleo de las reservas estratégicas de Estados Unidos para intentar rebajar los precios de los combustibles.

 

Y esta no fue la única ocasión en la que Obama cambió de casaca. La semana pasada anunció que ahora apoyaba la extracción limitada de petróleo en áreas de la costa estadounidense hasta ahora preservadas de la explotación. Hasta su última rectificación, Obama se había opuesto a este tipo de extracciones petrolíferas argumentando que la extracción costera implicaba un riesgo tan profundo al medioambiente que la nación no podía asumirlo.

 

McCain, por su parte, tampoco se ha distinguido por su consistencia. El senador por Arizona también ha tenido cambios radicales en su postura en el tema del aumento de las perforaciones petroleras en la costa. De hecho, durante las elecciones primarias del año 2000, cuando compitió por la candidatura republicana con el actual presidente George W. Bush, McCain se convirtió en el mejor abogado de la causa ambientalista al enfatizar que debería extenderse la prohibición ya existente a las perforaciones costeras.

 

En las últimas semanas, sin embargo, McCain se ha convertido a la desesperada causa de Bush y del vicepresidente Dick Cheney, en su muy visible campaña desacreditando al Congreso y exigiéndole que permita el aumento de exploraciones petroleras en las costas. El descarado tinte político de la campaña de los republicanos no tiene vuelta de hoja. De lo que se trata es de exponer a la mayoría demócrata en ambas cámaras como una pandilla irresponsable e insensible al sufrimiento de los cautivos consumidores de gasolina.

 

Obama está en lo correcto cuando señala que no le será fácil al próximo Presidente de la nación resolver los enormes desafíos que implica transformar la política energética del país, "dado el desastre financiero que heredaremos de la actual Administración."

 

Lo irritante, sin embargo, es que ni los candidatos ni el Congreso actúan de manera responsable para plantear la resolución de la crisis energética que vive el país. Tanto los candidatos como el Congreso saben perfectamente bien que acceder a la reserva petrolera no va a resolver los problemas. También saben que en lo referente a la perforación petrolera ya la industria del petróleo tiene acceso a cuatro quintas partes de los recursos petroleros existentes en las costas y que la perforación en las áreas hasta ahora protegidas por una moratoria sólo tendría, si acaso, un efecto marginal en los precios de la gasolina y en un plazo mínimo de 15 años.

 

Desafortunadamente, también saben muy bien que las encuestas señalan que la carrera presidencial se hace cada día más competida y que el tema es muy importante para la ciudadanía. Y que el alto costo de la gasolina afecta el costo del transporte de personas y alimentos e incide a la vez en el bolsillo de los votantes y así es cómo el oportunismo político les impide un acercamiento integral al problema energético.

 

Mientras tanto, ajenos a la ironía de su propuesta, los líderes de ambos partidos en el Senado han acordado reunirse en el esperpéntico monumento al desperdicio de energía llamado Las Vegas, Nevada, para discutir un nuevo plan energético para la nación.