Paraíso de impunidad: “Así-lo-quieren?”
By Álvaro Castellanos Howell
La noticia que John McAfee pidió asilo en Guatemala, es realmente inusual. Nada común es escuchar noticias sobre extranjeros que quieran asilarse acá. Tampoco se escuchan noticias que en Belice haya un gobierno represor. Pero uno nunca sabe, ¿no? La noticia es aún más llamativa, porque es de un millonario estadounidense que nadie conocía, salvo por su apellido: famosa marca de antivirus. Se le considera sospechoso de un asesinato, pero él y su famoso abogado dicen que es una persecución política y así, es como justifica el productor de software pedir asilo en Guatemala. El asilo, de larguísima historia, es un derecho de refugio ante la persecución. Pero por persecución se entiende una acción indebida, una instancia enfadosa y continua con que se acosa a alguien. Por ello, el asilo solo es procedente cuando se persigue a alguien por sus ideas. Ejemplos de asilados políticos famosos: Leon Trotsky, en México, o más recientemente, Julian Assange, el protagonista de los Wikileaks, quien busca asilo en Ecuador. El derecho a pedir asilo, pues, no puede ser invocado en contra de una acción judicial legítima, originada por delitos comunes o por delitos de lesa humanidad. Según la prensa, McAfee entró ilegalmente al territorio nacional, en aparente drama escapatorio. Navegando en una lancha, por algún lugar de nuestras porosas fronteras o linderos, logró por fin pisar tierra firme chapina. Todo un desembarco, al parecer. Si Guatemala no tiene tratado de extradición con Belice, me pregunto, ¿no le hubiera ido mejor entrar legalmente a nuestra patria? Pasando fronteras, y cumpliendo con todos los “rigores” migratorios y aduaneros, por lo menos, no correría riesgo de deportación. Seguramente, él o su asesor, responderían que no, argumentado que lo habrían detenido ilegalmente en frontera beliceña. Insisto, quién sabe. Lamentablemente, me parece que lo que la percepción pública percibe en todo esto, es que se vino a esconder a un país con un sistema de justicia enclenque y con un abogado muy solicitado. Veremos cómo concluye este evento tan mediatizado. Los vientos no parecen favorecerle mucho al señor del apellido famoso. Pero no se puede predecir el resultado final ante tan conspicuo profesional del Derecho que lo asesora. Ojalá que lo que prevalezca, al final, sea la justicia. Aquí o allá. O en los dos países. De lo contrario, seguiremos siendo eso: paraíso de impunidad.