Doble escudo para los criminales
Por: Lluís
Bassets
24
de mayo de 2014
Bachar el Asad está ganando la guerra dentro de su país, pero
también está venciendo en la escena internacional. Y esto último gracias al escudo protector de Rusia
y China, potencias crecientemente
antagonistas de Estados Unidos, que han
impedido con su veto en el Consejo de Seguridad la persecución judicial de los crímenes
contra la humanidad perpetrados
en Siria desde 2011, cuando empezaron las revueltas contra el régimen que se han convertido luego en guerra civil y sectaria.
Es
la quinta vez en que ejercen el doble veto y la tercera consecutiva tratándose de Siria, en todos los casos para evitar
la condena, las sanciones o incluso ahora la acción de la justicia internacional contra regímenes criminales. Los dos primeros vetos dobles se produjeron en 2007 y
2008 para proteger a la
junta militar de Birmania y
al dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe.
La
diplomacia de Naciones Unidas sabía que
Rusia iba a vetar la resolución contra Siria, pero no estaba clara la actitud de Pekín después de su abstención
ante la última propuesta sobre Ucrania que
llegó al Consejo. Además de los cinco vetos dobles en que ha participado, China ha ejercido dos veces su derecho de veto en solitario, en contraste con el centenar de Moscú (90 como Unión Soviética y 10 como federación Rusa) y los 79 vetos de
Washington desde 1946.
El
grueso de los vetos soviéticos se produjo en los primeros 25 años de Naciones Unidas, que coincide con el momento más álgido de la guerra fría y la carrera nuclear. En los veinte últimos años del mundo bipolar y los veinte siguientes del mundo dominado por Washington, es hegemónico el veto estadounidense, principalmente para proteger a Israel de las resoluciones en favor de Palestina. La época multipolar en
la que estamos entrando tiene un claro reflejo en el incremento del veto ruso y la instalación del doble veto chino-ruso como norma.
El
veto de los cinco miembros permanentes en el Consejo de Seguridad es el despojo de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos, Reino Unido,
Francia, Rusia y China. Ha atravesado intacto dos épocas enteras y entra en una nueva
sin que se hayan producido las reformas
ni las incorporaciones
requeridas por la redistribución de poder en el mundo. Su persistencia en el mundo multipolar en manos de la alianza chino-rusa constituye todo un estímulo para regímenes
como el de El Asad, al que da manos
libres para actuar contra su población. Tomará buena nota la junta militar que ha tomado el poder en Tailandia esta misma semana.
La
responsabilidad de proteger,
consagrada por Naciones Unidas en su cumbre de 2005 y aplicada con la aquiescencia de Rusia y China en la guerra de Libia, acaba de sufrir un nuevo revés en manos de este doble escudo en el que muchos indeseables
buscarán protección en el futuro.