¿Ayudará o perjudicará a Obama el movimiento Ocupar Wall Street?

 

Por: Antonio Caño | 18 de octubre de 2011

 

Olvidemos la polémica sobre su verdadera dimensión. En política, con bastante frecuencia, los hechos no valen por lo que son sino por la percepción que de ellos se tiene. Mucho más en un caso, como el de Ocupar Wall Street (OWS), cuya presencia es más virtual que real y cuyo poder radica en su capacidad de resonancia, no en su respaldo popular. El hecho es que la clase política, al menos por ahora, lo ha incorporado a su agenda y forma parte ya del debate nacional.

 

El principal responsable de Obama 2012, David Axelrod, ha pronosticado que OWS "será un tema en la próxima campaña electoral". El propio Obama se ha referido en términos positivos a ese movimiento, al que ha definido como "expresión de la frustración de los ciudadanos", y, después de algunas primeras declaraciones críticas, Eric Cantor, el número dos del Partido Republicano en el Congreso, también ha mostrado su "comprensión" con los ocupantes, con los que ha coincidido en que "existe demasiada disparidad de ingresos" en Estados Unidos.

 

Nadie sabe aún hasta dónde puede llegar esa manifestación de protesta y nadie quiere, por tanto, ganarse abiertamente su hostilidad. Los demócratas calculan que OWS puede ayudar a movilizar a sus bases, bastantes decepcionadas con Obama. Los republicanos cuentan con que, en la medida en que el movimiento amplifica la queja por la situación económica, aportará votos de castigo contra el actual presidente.

 

¿Quién está en lo cierto? ¿Ayudarán o perjudicarán los ocupantes a Obama? Mi pronóstico es que, después de una primera fase en la que, efectivamente, este movimiento constituye una pequeña inyección de moral para la izquierda, este modelo de protesta perjudicará al presidente. Estas son mis razones:

 

- El populismo es el terreno de la derecha. Como se ha comprobado con el Tea Party, el Partido Republicano es capaz de incoporar y sacarle rendimiento electoral al populismo de extrema derecha. Aún pagando algún precio, en forma de indisciplina y tensiones de liderazgo, la oposición ha sabido aglutinarse en torno al Tea Party y ha ganado vitalidad y potencia de fuego gracias a ese movimiento. En cambio, el Partido Demócrata, aunque con un lejano pasado de populismo, es desde hace muchos años el partido del establishment. Tanto sus dirigentes como su mensaje actual son refractarios al izquierdismo que representa OWS.

 

- Obama es un líder centrista. Pese a la ofensiva actual por los impuestos a los ricos, la naturaleza de Obama es la de un político moderado y conciliador. Quizá algunos malinterpretasen sus promesas de cambio en 2008, pero la realidad es que nunca se postuló como un candidato de izquierdas. Su eslogan más repetido aquel año fue el de "acabar con la división entre Estados rojos y Estados azules para fortalecer los Estados Unidos de América". Su próxima campaña electoral estará basada en su contraste con el radicalismo que ofrecen los candidatos republicanos. En algún momento de la misma, recuperará su perfil centrista y decepcionará a los seguidores de OWS.

 

- Las elecciones las deciden los independientes. Ambos partidos saben que sin ellos no hay victoria posible. Los independientes apoyaron en 2008 a Obama como castigo a Bush, y en 2010 a los republicanos como castigo a Obama. El presidente confía en que en 2012 podrá recuperar a muchos independientes atemorizados por el extremismo conservador, pero esa estrategia fracasará si aparece en el escenario el extremismo de OWS.

 

- OWS divide el voto de los jóvenes. En la medida en que es muy improbable que este movimiento acabe apostando abiertamente por Obama, su presencia solo va a servir para desorientar más a los jóvenes y dividir sus votos. La campaña de Obama espera que ese sector de la población se decante en el útlimo momento por el presidente ante la falta de alternativas mejores. En la medida en que los ocupantes de Wall Street ofrecen otras opciones, como de la política callejera o incluso el voto por otras expresiones radicales, como la del candidato republicano Ron Paul, no ayuda a la reelección de Obama. Es un argumento algo cínico, pero válido.

 

- OWS no aporta votos hispanos o negros. El movimiento no goza de ningún respaldo entre esas dos comunidades. No compensa, por tanto, con esos votos, tan necesarios, los que se pueden perder por las otras razones.