El imperio y el Derecho Internacional
Valentín Barahona Mejía
Las
viejas y nuevas naciones imperialistas tienen un historial triste de saqueo, genocidio y hegemonía en perjuicio de los pueblos del tercer
mundo. Aquellos con frecuencia se llenan la boca poniéndose como ejemplo en el respeto al Derecho Internacional.
Entre
esas naciones se hallan España, Portugal, Francia, Italia y por supuesto el imperio norteamericano estadounidense. Por años estos
países se han puesto como ejemplo
en el respeto al derecho de
gentes. Los representantes
de estos países van por todo el mundo
dando charlas y conferencias a los países pobres para que
estos ajusten su conducta a los diferentes convenios internacionales que regulan la conducta de las naciones.
No
obstante, en los discursos encendidos
que pronuncian las naciones imperiales
cada año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, exhortan a sus interlocutores a respetar el derecho internacional, son palabras huecas y vacías, el mensaje de someterse a las normas jurídicas internacionales como trabajar por la paz; privilegiar el diálogo en la solución de conflictos; la no intervención en
los asuntos de otros
pueblos; acatar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU; acatar los fallos de la Corte Internacional de Justicia, toda esa perorata
no es para ellos, ya que
los imperio no reconocen otra ley, sino
solo aquella basada en sus intereses hegemónicos.
La
historia más reciente ha dado ejemplos claros de cómo los imperios pisotean el Derecho Internacional, pasan por encima
de las resoluciones del Consejo de Seguridad, no cumplen con los fallos de la CIJ, no fomentan la paz, incitan a la guerra, intervienen en los asuntos de otros pueblos directa o solapadamente.
Estados Unidos, no cumplió la sentencia de la CIJ, cuando el década de los 80, fue condenado a pagar daños y perjuicios a Nicaragua por ejecutar actos
terroristas; Las resoluciones
del Consejo de Seguridad,
en el conflicto Israelí-Palestino,
no se cumplen; asimismo pasó por encima
del Consejo de Seguridad de
la ONU, unilateralmente
invade al pueblo de Iraq; la OTAN, escudo militar de los imperios, tuvo un papel destacado
para derrocar al gobierno de Libia; en Siria, se halla la mano pachona de los europeos y Estados Unidos, no han ido más allá
porque saben que detrás están
China Continental y Rusia; Inglaterra
en 1982, envió al Cono Sur su maquinaría militar
para tomarse por la fuerza las
Malvinas.
El
más reciente escándalo de violación al Derecho Internacional y a la Convención de Viena, donde están implicados
España, Portugal, Francia,
Italia y los Estados Unidos,
fue cuando los europeos, cumpliendo directrices del imperio norteamericano, deciden impedir que el avión en que viaja
el Presidente de Bolivia, Evo
Morales, quien regresaba a su país, después
de una reunión con su homologo ruso
en Moscú, para que no hiciera escala para abastecerse
de combustible, violando la inmunidad
diplomática de que goza todo dignatario,
poniendo en peligro la seguridad personal del jefe de gobierno boliviano y a toda la tripulación que se hallaba en la aeronave, pues de haberse agotado el combustible sin duda hubiese ocurrido un magnicidio.
Las
naciones imperiales que se pusieron al margen del Derecho Internacional, sabían muy bien que
en el avión viajaba Evo Morales, actuaron con conocimiento de causa, esperaban que la desgracia ocurriera, es decir que
el avión se viniera en picada y con ello perdiera la vida el gobernante de Bolivia, lo acontecido
sin duda alguna fue un atentado criminal con alevosía y ventajas, con claras intenciones de asesinar a un gobernante latinoamericano.
Este
precedente bochornoso e inmoral de ningún modo debe quedar
en la impunidad. Los pueblos latinoamericanos
deben levantarse como una sola nación
para demandar y exigir no solo disculpas insulsas (Francia ya pidió disculpas)
de parte de las naciones transgresoras del derecho internacional, sino que el caso debe
ser llevado a todos los foros internacionales (OEA, ONU), para
demandar sanciones fuertes tanto económicas,
diplomáticas y de toda índole contra estas naciones delincuentes, y así desagraviar no solo al pueblo
boliviano por los daños ocasionados, sino que a todos los pueblos de nuestra América Latina. Que el castigo y las sanciones aplicadas
sirvan de ejemplo para que nadie
en el futuro se atreva nuevamente a violar en forma
flagrante el derecho internacional.
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Abogado y notario