El pánico del bufón

 

Raúl Benoit

 

20.12.10

 

Honduras: Como un comediante mediocre al que no le sale la actuación planeada, el bufón intenta culpar al dueño del teatro y al público de su fracaso. Entonces, manda a callar, apaga las luces y cierra las puertas para que su pantomima no se vea tan deslucida ni adentro ni afuera.

 

Hugo Chávez, el bufón de América, ha preparado la estrategia de censurar a la prensa y a la Internet desde que se extendió la inconformidad por su gobierno totalitario. Sus lugartenientes de la revolución bolivariana fueron desplazados a varias ciudades del mundo, como Miami, donde trabajan encubiertos en oficinas cerca al Consulado de Venezuela, desde donde hostigan a los críticos.

 

Por otro lado, otra estrategia es la de atacarse asimismo difundiendo noticias sobre crímenes falsos contra funcionarios de su régimen, con el propósito de culpar a la Internet y a la prensa libre de la mala propaganda.

 

No podemos negar que la red virtual es un terreno pantanoso, y en la actualidad sin reglas, la cual tiene que comenzar a regularse por medio de acuerdos internacionales para evitar el libertinaje que podría generar en el futuro secuelas caóticas en la sociedad.

 

Pero también es cierto que los que somos usuarios de las redes, la televisión y la radio, no tragamos entero y tampoco precisamos de un gobierno paternalista que nos cuide para estar bien informados y moldear nuestra propia opinión.

 

El bufón lo que pretende es silenciar para que lo escuchen solo a él y prepara la mordaza advirtiendo con frases como estas: "En el marco de la Constitución, en un gobierno socialista, tienen que subordinarse a los intereses del Estado". "Yo no puedo meter preso a nadie, para eso están los poderes del Estado y el mismo pueblo que debe actuar". "Ellos saben que están cometiendo un delito que es penado en cualquier parte del mundo".

 

Delito es el que Chávez perpetra al quitar las libertades ciudadanas y de expresión. Crimen es arruinar la riqueza de su país regalando dinero a sus "amigos" temporales que, una vez saquen provecho de Venezuela, le darán la patada donde sabemos al dictador. Es fechoría arrebatarle los bienes y el patrimonio a familias que trabajaron por años, dando empleo y contribuyendo al desarrollo de la nación.

 

El jueves 9 de diciembre pasado, Chávez introdujo ante la Asamblea Nacional un proyecto de ley que castigaría el uso de la Internet y las redes sociales que envíen "mensajes irrespetuosos a los poderes públicos, que pudieran crear zozobra o promover el desconocimiento de las autoridades legítimamente constituidas".

 

La medida, que reformaría una ley que ya restringe el contenido transmitido por las estaciones de radio y televisión, prohibiría el uso de Facebook, Twitter y otros sitios en línea a quienes manden mensajes que "constituyan manipulaciones mediáticas".

 

Al pretender controlar la libre expresión, castigar a la prensa y silenciar la Internet, lo que intenta Chávez es encubrir el fracaso de su proyecto comunista y la bancarrota de un Estado, por culpa del despilfarro de la riqueza nacional, que ha usado para saciar su codicia y el narcisismo que lo embarga.

 

El bufón actúa como si tuviera pánico escénico.