11-S, ocho
años después
Los estadounidenses recuerdan hoy, con ceremonias similares a los años anteriores, los ataques del 11 de septiembre de 2001
contra los centros más emblemáticos del poder económico y militar de la superpotencia: las torres gemelas de 107 pisos del World Trade Center y el propio
Pentágono.
Ocho años después
de haber sufrido el peor atentado terrorista
en su propio territorio, Estados Unidos ha sido incapaz no solo de lograr los objetivos anunciados en su "guerra contra el terrorismo" y hasta de capturar al presunto "cerebro" de los ataques, el árabe saudita Osama bin Laden, sino que sigue
estancado en una de las "guerras preventivas" lanzadas, la de
Afganistán, donde los talibanes más bien
parecen haberse fortalecido, a pesar de que el nuevo gobierno
estadounidense ha enfocado allí sus mayores
esfuerzos.
La decisión
del presidente Barack Obama de disminuir
la presencia de tropas en Irak -el segundo país invadido en el marco de las "guerras preventivas"-, con
la entrega en junio pasado de las ciudades
al gobierno impuesto en ese país, ha liberado
un poco a Washington de ese
fiasco; pero en nada ha contribuido
a eliminar la influencia de
los grupos radicales islámicos en la antigua
Mesopotamia.
Solo en Irak,
los soldados estadounidenses muertos
en combate superan con creces las casi
3,000 víctimas mortales de
los ataques del S-11. Los iraquíes muertos durante la ilegal,
inmoral e injustificada guerra se cuentan por centenares de miles. A esto se debe agregar
la gran cantidad de heridos, desplazados y la destrucción tanto de la infraestructura como
de la rica herencia
cultural de ese país.
La respuesta
estadounidense a los ataques
del 11 de septiembre de 2001 causó
gran desprestigio a
Washington, principalmente por
la masiva violación de los derechos humanos en su "guerra contra el terrorismo", pero también representó duros golpes a los derechos civiles, incluso en otros países donde algunos
gobiernos utilizaron la lucha contra el "terrorismo"
para imponerse a sangre y fuego sobre minorías, como lo hicieron los rusos en Chechenia.
A ocho
años de ocurridos los ataques terroristas que cambiaron al mundo, los neoyorquinos lamentan que el monumento-homenaje que se planea construir en el lugar donde estaban
las Torres Gemelas no estará listo ni
para celebrar el décimo aniversario dentro de dos años; Osama bin
Laden y el líder de los talibanes
siguen planificando acciones terroristas y el mundo continúa siendo un lugar inseguro para vivir.