La buena noticia: Obama
El mensaje fue poderoso. Cuando se sentía que una profunda radicalización conservadora tomaba fuerza en el mundo, jalonada, cómo no, desde la mayor potencia de la tierra, una esfera libertaria se sacudió este martes en la votación de los Estados Unidos.
Una esfera que entiende al individuo, su diversidad, su igualdad dentro del reconocimiento de la diferencia. Aún falta mucho para cantar victoria, pero el triunfo de Barack Obama, por una diferencia considerable después del pesimismo que se sentía, y resultados significativos en diversas consultas en los estados, caen como anillo al dedo a esta realidad. Es lo mejor que podía pasarle a los Estados Unidos, cuna de libertades. Y, de paso, al mundo.
A la vez que los contendores, Obama y Romney, esperaban nerviosos el resultado de los colegios electorales, 170 consultas populares se votaron en todo el país. El resultado es palpable: Colorado y Washington aprobaron el consumo recreativo de marihuana, mostrándole al mundo que sí es posible concederles a las personas la posibilidad de decidir sobre su propio estado de salud. Asimismo, el país del norte dio el aval en tres estados (Washington —de nuevo—, Maryland y Maine) para que se legalizara el aborto, el derecho de toda mujer a decidir sobre su cuerpo, sobre su sexualidad. Lo mismo pasó, en otros estados, con el matrimonio gay. Y por si fuera poco, por primera vez llegará al Senado una mujer abiertamente lesbiana. Todo un paquete que tiene tatuado un mensaje de “tolerancia con la individualidad”.
Así, la prohibición de conductas sociales se va convirtiendo gradualmente en un pasado oscuro de la humanidad. Los avances son innegables. Es por eso que el reelecto presidente Obama debe aprovechar este panorama para que en estos cuatro años envíe un mensaje mucho más contundente al mundo que lo observa. Sobre todo, al electorado que en últimas hizo la diferencia y lo eligió: las mujeres, los ancianos, los afrodescendientes, los miembros de la comunidad LGBTI, los hispanos. No es nada gratuito que este músculo electoral les gane a los republicanos, hombres blancos heterosexuales que se oponen a las libertades ciudadanas mínimas. El peso fue bastante grande. Y el mundo ha de haber oído el mensaje.
¿Qué le espera a Obama? O mejor, ¿qué esperamos de él? El presidente estadounidense tendrá que enfrentar varios problemas que se ciernen sobre su país. El primero, claro, la polarización, que alcanzó exagerada fuerza con esta campaña. Pero, además, la amenaza de un masivo aumento de los impuestos a partir de enero del próximo año, la reforma migratoria, la retirada de Afganistán, el cambio climático, el desempleo, entre otros, son temas pendientes en su agenda, que deberá definir pronto.
Ahora, sus problemas mayores se centran en dos puntos. Uno es la gobernabilidad, pues la mayoría en la Cámara continuará siendo republicana. Para llevar a cabo sus promesas debe tener el apoyo, al menos, de los representantes republicanos del ala moderada. Uno de los argumentos de su campaña fue la denuncia del “poco apoyo” que dio el partido opositor a sus propuestas. Tendrá que generar coaliciones si quiere llevar su gobierno a algún lado y dejar una impronta en materia fiscal para lograrlo.
Por otra parte, debe darle una orientación mucho más liberal a su gobierno. Ya que no está atado a defender su reelección, su libertad política será mayor y debe actuar en consecuencia con decisiones más comprometidas frente a las minorías, volviendo a creer en su agenda inicial.
Que aproveche Obama este respiro que le dio su país. No tiene más tiempo para descansar.