Cuba, en la mira

 

Ana Milena Muñoz de Gaviria

 

15 Abril 2009

 

NADIE DUDA QUE CON LA LLEGADA de Obama a la Presidencia de Estados Unidos se han producido cambios fundamentales en la política exterior norteamericana. La reunión del G-20, las visitas a Europa y la política hacia Irak y Afganistán así lo muestran.

 

En cuanto a América Latina, el día lunes y como antesala a la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Trinidad y Tobago, Obama anunció el levantamiento de las restricciones a los viajes de cubano-americanos y del envío de remesas sin límite de cuantía endurecida en el gobierno Bush.

 

Se demoró más en conocerse la medida que Fidel Castro en manifestar que “Cuba ha resistido y resistirá”, que no quiere limosnas y que las medidas son positivas pero mínimas. Igualmente procedió a retar a Obama diciendo quees hora de que el nuevo presidente de EE.UU. use su talento para levantar por completo las sanciones contra la isla”. A pesar de las presiones hacia Obama por parte de los gobernantes de la región, el tema se tomará su tiempo aunque se vienen dando pasos y nuevas condiciones para levantar el embargo pues miembros de la bancada afroamericana del Congreso visitaron hace unas semanas la isla y está en trámite en el Congreso una ley que pondría fin a todas las limitaciones impuestas por el embargo.

 

En otras áreas también se han dado pasos. Obama “ha instruido que se tomen medidas para permitir el libre flujo de información entre la gente de Cuba y el resto del mundo y facilitar la entrega de ayuda humanitaria”. Se levantó la prohibición de envió de semillas para la agricultura y artículos de pesca e igualmente se impulsan las comunicaciones entre los dos países permitiendo el ingreso de empresas norteamericanas de comunicación al mercado cubano para trabajar con el gobierno; se está también estudiando el restablecimiento de vuelos comerciales entre los dos países.

 

Todo el mundo espera mucho de Obama en este campo; todo indica que si está dispuesto a abordar el tema del Oriente Medio con Irán y Siria, lo hará igualmente con Cuba. Lo cierto es que debe ir despacio pues si bien las recientes medidas han sido en general bien recibidas, no faltan los contradictores como es el caso de los cubanos exiliados en Miami y de sus líderes en el Congreso americano, los Díaz Balart. Se ha dado sin duda un paso importante que sobre todo es indicativo de una decisión de cambio; ojalá así lo entienda Cuba y empiece a mostrar reciprocidad y generosidad en sus respuestas. La Casa Blanca ha manifestado que abrirá espacios pero dependerá del pueblo cubano el tipo de democracia que quiera construir.

 

Son muchos los temas que están en la agenda antes de que se normalicen las relaciones entre los dos países. Un mayor avance dependerá claramente de Cuba y, aunque Raúl Castro ha asumido la Presidencia y ha dado pasos de cambio y apertura, todavía la sombra y el poder de Fidel en contra de estos vientos de renovación rondan La Habana.