8 meses de distanciamiento con EE.UU.
Santiago
B. Zeas
Si
bien el Gobierno anunció el miércoles que pedirá a EE.UU.
reducir el número de militares en su Embajada en Quito, todavía no hay
una acción concreta.
Hasta la tarde de ayer 23 de enero, la Misión diplomática estadounidense no recibía, de la Cancillería ecuatoriana, ninguna solicitud formal al respecto.
Su
vocero, Jeffrey Weinshenker,
aseguró que ningún documento oficial había llegado
a la Legación de EE.UU. alrededor de la temática.
Desde el Régimen tampoco hubo información
nueva. El Ministerio de
RR.EE. no emitió en la jornada
de ayer ningún pronunciamiento sobre este asunto, que
es un nuevo capítulo en el ambiente de enrarecimiento que se registran en las relaciones bilaterales desde hace ocho
meses.
La
incomodidad presidencial
reside en el número de militares
estadounidenses en territorio
nacional. Según el Mandatario, son alrededor de 50, una cifra que
considera exagerada.
Pero Washington contrastó
esa aseveración con sus cifras. El vocero Weinshenker reiteró que son "aproximadamente 20" los militares
y civiles del Departamento
de Defensa que laboran en Ecuador. Y que todos cuentan con la acreditación correspondiente de
la Cancillería en Quito.
Esta cifra no luce muy distante
de la que tiene la Embajada de Ecuador en EE.UU., donde hay al menos 11 personas que trabajan como
representantes de las FF.AA. y de la Policía.
Según el portal de esa
Misión diplomática, la Agregaduría Militar de la Fuerza Terrestre tiene dos agregados, un asistente y una secretaria. Las fuerzas Naval y Aérea tienen dos agregados y dos asistentes. En cambio, la Policía tiene dos agregados y un asistente. Solo la secretaria de
la Agregaduría Naval es un
civil.
¿Cuál es la explicación
para este nuevo punto de discordia entre Quito y Washington? El presidente
Rafael Correa sostiene que
se trata de un tema que de por sí
es escandaloso y en el que hay que actuar.
Sin
embargo, por su carácter militar, el asunto más bien
puede relacionarse con el último episodio que avivó la tensión
bilateral: la participación de la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) en el ataque colombiano a un campamento de las FARC en Angostura, en el 2008.
El
involucramiento fue difundido el 23 de diciembre pasado por el periódico
The Washington Post. Como resultado de esa publicación, el canciller Ricardo Patiño citó en su despacho
al embajador estadounidense,
Adam Namm.
De
forma extraoficial se conoce
que esa reunión
ya se dio, pues en códigos diplomáticos ese tipo de convocatorias se cumple de forma inmediata.
Sin
embargo, por palabras del propio presidente Correa, aún no hay una respuesta satisfactoria del Departamento de Estado sobre la cooperación de la CIA en ese operativo, que desencadenó la ruptura de relaciones con Bogotá.
El
excanciller Francisco Carrión
apunta a que es posible que
la exigencia de que EE.UU. reduzca la presencia de militares esté atada a la vinculación de la CIA con el ataque
a Angostura. Aunque cree que si se sigue
esta lógica, Ecuador debió también pedir
información a Colombia, en virtud
de que su par, Juan Manuel
Santos, era ministro de Defensa
cuando se realizó el ataque militar.
Más allá de ese hecho,
en los últimos ocho meses se han registrado
diferentes acontecimientos que han ahondado
las diferencias entre el
Palacio de Carondelet y la Casa Blanca.
En
mayo pasado, el embajador Namm participó en un acto por el Día
de la Libertad de Expresión organizado
por la Unión Nacional de Periodistas (UNP). Ello desencadenó el primer llamado a Namm al despacho del canciller Patiño, quien lo tildó de "grafitero".
En
junio, al Gobierno ecuatoriano tampoco le gustó la crítica que el Departamento de Estado hiciera a la aprobación de la Ley de Comunicación.
Para
la administración de Correa fue
una ofensa y una intromisión en asuntos internos que un funcionario de segundo rango hiciera
esos comentarios a nombre de Barack Obama.
En
esos días se registró la renuncia unilateral
de Ecuador a las preferencias
arancelarias andinas (Atpdea), por las
"presiones" que recibió desde EE.UU.
para que no otorgue asilo a Edward Snowden, quien reveló información
reservada.
Y
en diciembre se anunció la salida de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Estados Unidos (Usaid). Además, el embajador Namm, en un foro económico, se refirió a los riesgos de que Ecuador se relacione con países como Irán.
Pese a esos puntos, Correa también ha dado señales de no buscar un escenario de quiebre. En efecto, esta semana,
dijo a El Telégrafo que él no tendría
ningún problema en reunirse con Barack Obama, al que
calificó como "buena persona".