El primer mundo destapa su
pensar y sentir anti inmigrante
Viernes, 27 de Junio de 2008
Cuando Estados Unidos
decidió levantar un doble muro
en la frontera común con
México, y algunos estados promovieron leyes para perseguir a los emigrantes, muchos lamentamos y condenamos la acción, porque con dichas medidas se violan también los derechos humanos de los inmigrantes.
Por
supuesto, esa política anti inmigrante no es exclusiva de los Estados Unidos, que tiene que
soportar la huida de cerca de 500 mil centroamericanos
y suramericanos diariamente.
Recientemente, el Parlamento Europeo, aprobó una oprobiosa ley
contra los migrantes, la cual
también debería ser condenada no sólo por los ciudadanos y ciudadanas del mundo,
sino también por los gobiernos.
Según las noticias
provenientes del Viejo Continente,
la ley aprobada por el Europarlamento, el miércoles 18 del presente mes, no sólo permite
al expulsión de los inmigrantes
indocumentados, sino que establece prisión
hasta por 18 meses y una prohibición
por cinco años para volver
ingresar a Europa.
Es decir,
el Europarlamento, al igual
que Estados Unidos, ven en el emigrante un delincuente,
y no un ser humano que busque la supervivencia en tierras lejanas.
Muchos creíamos que la Europa actual, porque la pasada era espantosamente sanguinaria, era más democrática y más humana que la estadounidense. Con la ley recién aprobada, ha demostrada que es igual a
Estados Unidos.
Entonces, queda claro
que la globalización contra
la emigración de parte de la clase
gobernante es un hecho, lo que
provocará, necesariamente,
la globalización de la ciudadanía
en pro de la emigración.
Es decir, que en la medida que se establezcan
mecanismos represivos
contra la migración, los inmigrantes
deberán desarrollar e innovar diversas modalidades de lucha a favor de las inmigraciones.
La clase
gobernante de los países del primer mundo, con sus leyes represivas,
pretenden ignorar su responsabilidad histórica en las causas que originan
la salida de millares de
hombres y mujeres de África
y Latinoamérica, la mayoría
por razones estrictamente económicas.