¿Quién manda en EEUU?
Alberto
Aranguibel B
El Presidente norteamericano, incluso negro, será siempre dotado de la "utilería" que requerirá un "montaje" escenográfico.
En la cultura
imperialista,basada en la noción de la supremacía económica por encima
de todo credo, la institución
presidencial (hollywoodenses
como son) es un asunto meramente escenográfico que sirve, fundamentalmente, para la "puesta en escena" del ideario de dominación planetaria que la inspira.
De esa forma, el Presidente norteamericano, incluso negro, será siempre dotado
de la "utilería" que
requerirá el "montaje". Los imponentes "Air
Force One" (no uno, sino
varios), las limusinas acorazadas, la inmaculada residencia presidencial y el paranínfico salón oval son sólo emblemas de poderío, cuyos códigos traducen
la percepción de invencibilidad
a la que debe ser asociado el imperio y que hará siempre
sentir bien a quienes profesen de alguna manera la ingenua convicción de que se cumple así
con el sublime ritual del ejercicio de la democracia, al que consideran indisolublemente asociada a su gran
nación. Sin importar,
por supuesto, los millones de seres humanos (entre civiles y soldados de su propio país) que
va dejando a su paso esa
consagración de la libertad
como horrorosa estela de miseria, muerte y desolación.
Pero
¿hasta dónde maneja en verdad el Presidente de la más poderosa nación sobre la tierra los hilos de la inmensa estructura de inteligencia y espionaje que ha construido esa cultura imperialista? Como se sabe, durante el gobierno de George
Bush padre, (director de la CIA durante el gobierno de Ronald Reagan), el presupuesto
para los organismos de inteligencia se multiplicó en términos abismales, fundamentalmente con la idea de apoyar
el trabajo de intervención
y de desestabilización en todo
el planeta.
Hoy es
innegable el descomunal desarrollo que esos organismos tuvieron durante el "reinado" de su inefable hijo, George Walker Bush
(suerte de John Wayne redimido),
quien colocó el centro de su acción
de gobierno en ese demencial despropósito.
¿Llegará
Obama a conocer alguna vez a ciencia cierta
y de manera integral ese complejo sistema de espionaje, basado precisamente en el manejo de la mentira y la construcción de escenarios tramposos y que, incluso para
los más altos funcionarios
de ese imperio, puede llegar a ser inescrutable? ¿Dejará
el imperio todo ese poder en manos
de un novato afrodescendiente?
albertoaranguibel@gmail.com