El idioma
inglés: se desvanece un mito
Por: José R. Bas García (especial para ARGENPRESS.info)
28/12/2007
En
Puerto Rico se mantiene un constante debate sobre el idioma que tiene
sus raíces escondidas en el problema inconcluso del status político de
la Isla. Se observan las mismas divisiones
sobre el tema del status que sobre
la defensa del idioma español o el inglés. Los independentistas visualizamos al español como
parte integral y factor unificador
de la nacionalidad puertorriqueña.
Los estadistas asumen posturas que en apariencia son pragmáticas, le restan importancia al efecto coherente del vernáculo y exaltan el aprendizaje y uso del inglés como instrumento para agenciar más
y mejores condiciones económicas. “El inglés
es el idioma universal de los negocios”, insisten. Muchos, bajo la falsa
noción de que si no aprenden inglés sus hijos
no podrán salir adelante en la vida, hacen sacrificios para mantenerlos en carísimas y exclusivas escuelas privadas donde la enseñanza se hace en inglés.
Al
parecer el mito
del inglés se desvanece. Según noticias (1) publicadas en la Internet en un
portal dedicado al idioma,
la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, ha dispuesto que se reinstale en las escuelas del país la enseñanza del español. Se ha circulado información extraoficial que apunta a que
la enseñanza del español en las escuelas filipinas comenzará en enero de 2008.
“Vuelve la lengua de Cervantes de donde nunca debió
irse, no obstante su proscripción por los norteamericanos
durante cuarenta
años desde el inicio del siglo XX”, declara el artículo.
Igual que Cuba y Puerto Rico, Filipinas
fue colonia del Imperio Español
hasta 1898 y pasó junto a las dos Antillas caribeñas a ser posesión de Estados Unidos. La lengua española fue proscrita
en Filipinas a partir de entonces.
Sin embargo, el uso del español entre los
filipinos fue una forma de resistencia a la presencia norteamericana. La prohibición del español por parte
de las autoridades estadounidenses y luego de obtenida la independencia en
1946, los actos de dos de sus presidentes de desplazar al español, tuvieron el efecto de reducir dramáticamente su uso.
A
pesar del intento de borrar el español de la mente filipina, nunca se logró el exterminio total del idioma. La verdad es que “la visión
de mundo, la sensibilidad y
racionalidad en la relación
con su entorno y en el manejo del tiempo
y el espacio de los filipinos está anclada en dos mundos: el Asia por un lado y la racionalidad occidental en su particularidad hispana por el otro. Nunca
esa mentalidad ha estado vinculada con la mirada de mundo
sajona”, sostiene el artículo al describir realidades similares a las de Puerto Rico. Añade que cualquiera que aspire a practicar la profesión de historiador en
Filipinas estará obligado a
conocer cabalmente el idioma español ya que más
del 80% de los documentos históricos están escritos en esa lengua.
Además de las históricas y antropológicas, existen otras razones
para querer reparar el accidente lingüístico filipino
iniciado por el imperio estadounidense. Filipinas no está sola
en lo de la enseñanza de español.
Brasil, que es una
potencia económica mundial, hizo obligatorio
enseñar español en sus escuelas desde
el 2005. Aumentó el universo mundial
potencial de personas que pueden comunicarse en español a cerca de 700 millones de personas. Probablemente
Brasil se movió por una razón
similar a la de Filipinas: entender mejor a sus socios
comerciales. Filipinas aspira a formar parte de la comunidad de países iberoamericanos, CEI.
Esa comunidad está compuesta por países
que hablan portugués y español.
“Las
posibilidades de Filipinas estarían
limitadas para su ingreso a la CEI, mientras el nexo con la lengua... hispana continuase roto. Esa restricción le ha puesto cortapisas a Filipinas para la apertura y el acceso actual a mercados potenciales de casi 600 millones de personas, en
más de 20 países y tres continentes”, según señala la noticia.
Otro dato que
se ofrece es que “los jóvenes
filipinos están presionando por el uso del español, junto al inglés, para aspirar
a mejores condiciones salariales. Para Filipinas, la recuperación
de la lengua española es un potencial de riqueza en tanto que su desaparición
definitiva es un factor de prolongación de la pobreza”.
No
cabe duda de que el inglés es
muy importante, pero despreciar el español como
vínculo comercial con el resto del mundo, según la corriente de pensamiento en Puerto Rico, parece
algo descabellado y absurdo. El uso
del español en el mundo, lejos de ir en descenso, está aumentando. Esto significa que
el mercado mundial potencial está dominado cada vez
más por personas que hablan nuestro
propio idioma. Entonces, la respuesta pragmática a esa realidad no puede ser darle más importancia
al inglés en detrimento del español que
es nuestro, sino fortalecer el vernáculo y educarnos en el mayor
número de idiomas posibles para así,
poder alcanzar a un mayor número de personas. Eso es un enfoque
diferente a la cuestión del
idioma.
Para
que en Puerto Rico el idioma
español pueda ocupar el lugar de importancia que le reconocen otros países como agente
de comunicación en transacciones
comerciales internacionales,
la Isla necesita tener la autoridad y los poderes que
la soberanía nacional provee y que Puerto Rico actualmente no tiene. La soberanía nos capacita
para realizar esas transacciones.
Quien aspira a mantenerse
aislado del resto del mundo, ya sea extendiendo la vigencia del status colonial actual o mediante
la anexión de Puerto Rico como
estado de Estados Unidos, le importa poco la suerte que pueda correr
la lengua española porque su visión
del mundo se ha achicado.
No le hace falta otro idioma que
el inglés para relacionarse con el micro mundo norteamericano.
Notas:
1)
Néstor Díaz Videla, El retorno triunfal del español
a las Filipinas (www.elcastellano.org, Noticias, 25 de diciembre de
2007) Ver:
http://www.elcastellano.org/noticia.php?id=505