La guerra de obispos que acabó
con la destitución de Livieres
en Paraguay
Ignacio de los Reyes
BBC Mundo, Buenos Aires
Después de una larga polémica, con misión papal a Paraguay incluida, el controvertido obispo Rogelio Livieres fue depuesto el miércoles de su cargo como cabeza de la diócesis de Ciudad del Este.
A través de un comunicado, la Santa Sede anunció la destitución y nombró como administrador apostólico a monseñor Ricardo Jorge Valenzuela Ríos, obispo de Villarrica del Espíritu Santo.
"La ardua decisión de la Santa Sede, determinada por serias razones pastorales, obedece al bien mayor de la unidad de la Iglesia Ciudad del Este y de la comunión episcopal en Paraguay", aseguró el texto vaticano.
El sacerdote Livieres había sido acusado de malversación de fondos y de encubrir a sacerdotes acusados de abusos sexuales.
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En julio, un enviado especial del Papa, el cardenal español Santos Abril y Castelló, realizó una rara visita al país que se interpretó como una evaluación sobre el terreno de la situación de la diócesis de Ciudad del Este, donde trabaja desde hace nueve años el sacerdote argentino acusado de abuso sexual.
Abril y Castelló es arcipreste de la Basílica Papal de Santa María la Mayor, cargo que asumió en 2011 en reemplazo de Bernard Francis Law, cardenal estadounidense acusado de encubrir a sacerdotes pederastas mientras era arzobispo de Boston.
A la misión se sumó también el uruguayo Milton Luis Tróccoli Cebelio, obispo auxiliar de Montevideo.
Investigación sobre abusos
Uno de los focos de tensión en el seno de la Iglesia del país era la presencia en Paraguay del sacerdote Carlos Urrutigoity, quien fue acusado en 2002 por un estudiante de la Academia Saint Gregory en Pensilvania, Estados Unidos, de haberle acosado sexualmente.
El arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, sugirió en junio abrir una investigación para aclarar las acusaciones sobre el cura argentino, algo que fue rápidamente rechazado por el obispo saliente, Rogelio Livieres, quien defendía su inocencia.
Rogelio Livieres
Rogelio Livieres será reemplazado por Ricardo Valenzuela.
"No hay acusaciones de pedofilia salvo un refrito de calumnias de terceros interesados. La verdad es que no fue acusado de pedofilia por ninguna víctima. Tampoco, consiguientemente, hubo procesos ni condenas en tribunales de ningún país ni de la Santa Sede".
"Para colmo de bienes, su heterosexualidad ha quedado confirmada por dos evaluaciones psicológicas independientes", reza un comunicado de apoyo al sacerdote en la página web de la diócesis de Ciudad del Este, que todavía permanece activa.
El exobispo de Ciudad del Este acusó entonces a su compañero de Asunción de ser "mala persona" por pedir la investigación e insinuó que debería haber dejado su cargo por "homosexual".
Livieres estaba además en la mira por una supuesta malversación de donaciones y acusado de haber dilapidado el patrimonio inmobiliario de la Diócesis.
Según su equipo, Livieres se gastó "hasta el último centavo en cubrir las necesidades de la Iglesia, sin desviaciones a bolsillos de particulares".
Lugo, en el origen de las rencillas
Y aseguran que vendió inmuebles sin beneficios económicos para costear la educación de seminaristas.
Pero el enfrentamiento entre los obispos de la Iglesia paraguaya v
iene de largo y va más allá de las recientes acusaciones.
Fernando Lugo
La carrera política del exobispo Fernando Lugo no fue del gusto de todos en la Iglesia.
El origen de muchas rencillas fue la designación del exobispo Fernando Lugo como candidato a la presidencia del país, cargo que ocupó desde 2008 hasta 2012.
El exobispo de Ciudad del Este, miembro del Opus Dei, había acusado a sus compañeros de la Conferencia Episcopal Paraguaya de haber permitido que un religioso se metiera en política e incluso llegó a señalar que desde hace décadas la Iglesia del país había estado dirigida por obispos de izquierda y simpatizantes de la Teología de la Liberación.
El presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Claudio Giménez, dijo mostrarse "sorprendido" por los enfrentamientos entre los obispos de Asunción y Ciudad del Este.
"Fue una situación muy dolorosa. Nos dio mucha vergüenza. Somos débiles y quebradizos, pero los problemas, con la ayuda de Dios, están para ser superados", aseguró.
La visita de los enviados del Papa Francisco, que fue bautizada como una misión para "sacudir el Obispero", se saldó con la destitución de uno de los obispos más controvertidos de Latinoamérica.
Ahora el sumo pontífice pidió a la comunidad apostólica de Ciudad del Este que "acoja la decisión de la Santa Sede con espíritu de obediencia, docilidad y sin desavenencias, guiado por la fe" e hizo un llamado a la Iglesia de Paraguay "a un serio proceso de reconciliación y superación de cualquier sectarismo y discordia".